
Mucho se ha teorizado en las últimas décadas acerca de la crisis de representación y de representatividad de los partidos políticos y de la gestión pública en general. Lo cierto es que en el caso argentino vimos decaer y renacer con una nueva configuración a los partidos políticos. Pasamos del clásico sistema bi partidista que caracterizó a la recuperación de la democracia allá por 1983, a un sistema de coaliciones que tuvo su antecedente en la conformación de la Alianza en 1997 y que luego se plasmó en diferentes experiencias y aglutinamientos donde primó la articulación de ofertas electorales por encima de la institucionalización de acuerdos programáticos. Una breve descripción de lo que sucedió con la competencia electoral en los últimos años, nos ayuda a comprender una parte de las circunstancias actuales. Por eso, el histórico “¿qué hacer?” que sobrevoló a todas las organizaciones políticas durante el siglo XX, hoy mantiene una candente actualidad.