
La estrategia de espejo adoptada por Milei y Kicillof parece multiplicar sus significados: el mismo día y más o menos a la misma hora, ambos fueron vapuleados en sus respectivos Senados.
Andrés “Cuervo” Larroque, actual ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, se ha consolidado como una figura clave en el nuevo armado político que impulsa Axel Kicillof: el Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Con una mirada puesta en la renovación del peronismo bonaerense, Larroque se posiciona como uno de los principales articuladores de un espacio que busca combinar gestión, territorialidad y debate político.
POLÍTICA 09 de julio de 2025 Daniel MuñonettoEl distanciamiento de Larroque con La Cámpora —organización que contribuyó a fundar y de la cual fue secretario general— marcó un punto de inflexión en su recorrido. Fue uno de los primeros dirigentes en manifestar públicamente sus diferencias con Máximo Kirchner, tensando una interna que venía gestándose desde hacía tiempo en el seno del kirchnerismo.
Tras esa ruptura, Larroque reorientó su accionar político hacia una construcción más amplia, con fuerte anclaje territorial. Junto a los ministros Walter Correa y Cristina Álvarez Rodríguez impulsó La Patria es el Otro, un espacio surgido en tiempos de repliegue del peronismo, con el objetivo de contener a la militancia, sostener la acción política y habilitar canales de diálogo cuando parecía no haber margen para el debate interno.
“En los momentos más difíciles, cuando parecía que no había lugar para discutir ni militar, nosotros salimos a bancar. No porque quisiéramos resistir, sino porque sabíamos que había que construir algo nuevo”, expresó recientemente Larroque ante un grupo de militantes, en alusión a los orígenes de La Patria es el Otro.
Hoy, este espacio forma parte del Movimiento Derecho al Futuro, que nuclea a diversos sectores del oficialismo bonaerense en respaldo a la conducción de Axel Kicillof, y que mantiene una disputa interna con la agrupación liderada por Máximo Kirchner, actual presidente del Partido Justicialista de la Provincia.
Las tensiones dentro del peronismo bonaerense se hicieron visibles en los últimos meses, pero recién este sábado, durante el Congreso del PJ provincial, se alcanzó un principio de consenso en favor de la unidad. Como gesto de acercamiento, se conformó una comisión negociadora integrada por dirigentes tanto del kirchnerismo como del sector más alineado con el “axelismo”.
En este nuevo escenario, Larroque emerge como un dirigente con peso propio, capaz de sostener una construcción política autónoma sin negar sus raíces. Su trayectoria, marcada por rupturas, reconstrucciones y desafíos, lo ubica como una figura clave en el debate por el futuro del peronismo en la provincia de Buenos Aires.
La estrategia de espejo adoptada por Milei y Kicillof parece multiplicar sus significados: el mismo día y más o menos a la misma hora, ambos fueron vapuleados en sus respectivos Senados.
En el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense se pelean hoy batallas clave. En ambos casos, la puja es por los recursos, pero en ambos casos, también, el telón de fondo son las elecciones que están cada vez más cerca.
La Argentina vive en estado de excepción y en la provincia de Buenos Aires empieza la temporada de los dolores de cabeza. La incógnita de qué ocurrirá con el presupuesto nacional se reproduce en territorio bonaerense con ingredientes propios. Una oposición que presiona y un oficialismo dividido cuyos antecedentes en la materia no auguran un panorama tranquilo.
Que el Tesoro de Estados Unidos haya bautizado a la Argentina como “aliado clave” en América Latina no constituye un elogio, sino una advertencia.
Mientras en el Instituto Cultural y el Teatro Argentino crecen las quejas de los trabajadores por el recorte de horas extras, la falta de materiales, cancelaciones y cambios inexplicables en las programaciones, Florencia Santout estaría destinando cuantiosos fondos estatales para intervenir en la política universitaria de la UNLP, a través de su organización, La Cámpora.
En la Legislatura bonaerense tuvo lugar ayer algo que hacía tiempo no ocurría y que a estas alturas ya es novedad: una sesión normal. Claro que se trata de una paz de circunstancias, porque los proyectos clave están en la otra cámara. Será el Senado, entonces, el escenario de las batallas complicadas.