
En el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense se pelean hoy batallas clave. En ambos casos, la puja es por los recursos, pero en ambos casos, también, el telón de fondo son las elecciones que están cada vez más cerca.
Tras la reunión del CFI que culminó con la firma de un documento por parte de todos los gobernadores en el que se comprometen a impulsar un proyecto de ley para recuperar los ATN retenidos por Milei, el gobernador pampeano Sergio Ziliotto, uno de los pocos que siempre fue crítico de la administración libertaria, brindó una serie de definiciones políticas.
POLÍTICA 27 de junio de 2025"Los gobernadores no somos degenerados fiscales, decidimos que nos transfieran lo que nos pertenece", fue la más contundente, en abierto contrapunto con una de las muletillas habituales del presidente.
Luego comparó la situación actual con la pandemia. “La crisis económica es más fuerte que en la época de pandemia. Hoy los recursos de las provincias son mucho menores en términos reales a lo que tuvimos en la pandemia. Con este proyecto no estamos afectando las finanzas nacionales. No pueden hablar de que los llamados degenerados fiscales quieren afectar los recursos nacionales”, remarcó.
Tras la reunión, los gobernadores decidieron iniciar gestiones con los jefes de todos los bloques legislativos para blindar el proyecto. La unanimidad es uno de los elementos salientes de la iniciativa, al que también se refirió el pampeano.
"Surgió la necesidad de trabajar en conjunto ante la misma realidad, la crisis que nos está afectando, más allá de la cercanía o la lejanía con el gobierno nacional", dijo. "Decidimos que nos transfieran los recursos que nos pertenecen", señaló, como respuesta al abandono del gobierno nacional de los servicios esenciales y a la caída de recursos en los distritos provinciales”.
Apenas un par de semanas atrás, Ziliotto integró, junto con Ignacio Torres (Chubut), Myriam Prunotto (vice de Córdoba), Raúl Jalil (Catamarca) y Claudio Vidal (Santa Cruz), una comitiva de cinco gobernadores designados por sus pares para llevar su planteo al jefe de gabinete Guillermo Francos.
Aunque el tono del encuentro fue cordial, poco después Francos salió a cruzarlos, acusándolos de una excesiva presión fiscal. "Es mentira lo que dijo el Jefe de Gabinete que bajaron los impuestos: no se condice con la realidad", desmintió.
"Plantean que las provincias no hicieron el ajuste: ¿qué recortes hacemos? ¿Los servicios esenciales? ¿Docentes, policías, eliminar agentes de justicia? Lo que ellos llaman 'monstruo de mil cabezas' que es el Estado, en La Pampa son servidores públicos. Siempre lo hemos dicho: el Estado provincial tiene los tres poderes. De cada cuatro empleados públicos, tres están asignados directamente a cumplir servicios públicos esenciales: salud, educación, seguridad y justicia", reivindicó.
"Hemos sido eficientes y bajamos la presión tributaria, más allá del relato. Lo dicen los números del Gobierno nacional: estamos haciendo más fácil la vida a quienes, desde la actividad privada, invierten en trabajo y producción", insistió.
Ziliotto también se acordó del ex presidente Mauricio Macri. "Lo vamos a repetir todas las veces que sea necesario, porque si no, nos van a colonizar con el relato de que está todo bárbaro, de que 'estamos peor para estar mejor'. Me hace acordar al túnel de Macri, donde se veía la luz al final… y era el tren de frente. Lo peor de todo es que, cuando terminan estas aventuras de modelos económicos que ya fracasaron, pierden los que menos tienen”.
En el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense se pelean hoy batallas clave. En ambos casos, la puja es por los recursos, pero en ambos casos, también, el telón de fondo son las elecciones que están cada vez más cerca.
La Argentina vive en estado de excepción y en la provincia de Buenos Aires empieza la temporada de los dolores de cabeza. La incógnita de qué ocurrirá con el presupuesto nacional se reproduce en territorio bonaerense con ingredientes propios. Una oposición que presiona y un oficialismo dividido cuyos antecedentes en la materia no auguran un panorama tranquilo.
Que el Tesoro de Estados Unidos haya bautizado a la Argentina como “aliado clave” en América Latina no constituye un elogio, sino una advertencia.
Mientras en el Instituto Cultural y el Teatro Argentino crecen las quejas de los trabajadores por el recorte de horas extras, la falta de materiales, cancelaciones y cambios inexplicables en las programaciones, Florencia Santout estaría destinando cuantiosos fondos estatales para intervenir en la política universitaria de la UNLP, a través de su organización, La Cámpora.
En la Legislatura bonaerense tuvo lugar ayer algo que hacía tiempo no ocurría y que a estas alturas ya es novedad: una sesión normal. Claro que se trata de una paz de circunstancias, porque los proyectos clave están en la otra cámara. Será el Senado, entonces, el escenario de las batallas complicadas.
En campaña, la política argentina convierte en gestos extraordinarios lo que son deberes básicos: presentar un presupuesto, no radicalizar discursos o aumentar partidas para educación y salud. Pero la reciente derrota legislativa del oficialismo, al no poder blindar los vetos presidenciales a las leyes de emergencia pediátrica y financiamiento universitario, mostró que el problema ya no es solo comunicacional: la “institución invisible” de la confianza, clave para sostener liderazgos y economías, comenzó a resquebrajarse. La democracia exige más que propaganda de lo obvio; exige resultados que fortalezcan credibilidad.