Entrevista a Marcela Pagano: “Martín Menem está agotado”

La legisladora acaba de lanzar su nuevo espacio parlamentario por sus diferencias con la forma de gobernar que adoptó La Libertad Avanza. Dice que Lilia Lemoine “tiene una enfermedad”, que al Presidente lo llevaron con mentiras hacia derrotas en el Congreso y que la situación de José Luis Espert hará que la campaña sea muy difícil para el oficialismo.

POLITICAR MAGAZINE23 de octubre de 2025Andrés MiquelAndrés Miquel
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Nacida en Ciudad Jardín, partido de Tres de Febrero, Marcela Pagano transitó su vida por los medios de comunicación. Periodista de profesión, dio el salto político en 2023 cuando arribó al Congreso en la lista de La Libertad Avanza. Hoy, asegura, está “decepcionada” con el rumbo que adoptó Javier Milei. Sostiene que nunca hubo un plan económico y sólo hubo uno financiero. Y, ante todo, no se ahorra palabras en criticar a Martín Menem. 

A su juicio, la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación debe estar en manos de otro diputado. Advierte que Menem le mintió varias veces a Milei y lo llevó a padecer derrotas en el recinto. Sostiene que la voz del joven, sobrino del ex presidente Carlos Saúl Menem, “está desgastada” por su falta de credibilidad ante otras fuerzas políticas y el universo de gobernadores. 

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Ahora lleva adelante la bandera del bloque Coherencia. No le molestan las críticas en redes sociales ni la agresividad de los trolls libertarios, aunque sí le dedica unos minutos a su ex compañera de bancada, Lilia Lemoine. “Es un títere de Martín Menem”, dice.

—¿Qué diferencias y similitudes hay con la Marcela Pagano de diciembre de 2023 a la de hoy?

En definitiva, quedé muy decepcionada con las decisiones que se tomaron dentro de LLA una vez que se llegó al Ejecutivo. Cosas como el manejo dentro del Congreso y la gestión de Martín Menem, sucedieron en contra de lo que militamos en campaña. Eso me llevó a estar en una suerte de minoría dentro de LLA al reclamar por aquellos valores que agitábamos durante la campaña. Con el tiempo, llegó un momento donde mi tarea que apuntaba a despertar a algunos y hacer que el Presidente tome conciencia del daño que generan personajes que están en lo más alto de la toma de poder de LLA, estaba hecha. Entonces, tenía que correrme para trabajar en un espacio que sí recree aquello que le prometimos a la gente en la campaña de 2023. 

—¿Martín Menem fue la primera opción para presidir la Cámara?

—Él era un personaje menor dentro de la campaña. En aquel tiempo, el armador territorial y de las listas de LLA era Carlos Kikuchi que ingresó a la Legislatura provincial. Después lo quisieron sacar y aminorar su poder, por lo que se fue. En lo que respecta a estrategia electoral, el hombre importante era Santiago Caputo. Cuando asumimos, Menem no se barajaba para estar frente a la Cámara. Francos, por ejemplo, planteó un nombre que nos uniera con la oposición porque las manos de LLA en el recinto, a la luz de los hechos, eran pocas. Entonces propuso alguien que sea aliado y trajo el nombre de Florencio Randazzo. Por su parte, Milei tenía en su cabeza a Ritondo por el buen vínculo que mantiene desde que compartió etapa en la Cámara. Oscilaba entonces entre un peronismo de centro y un PRO puro. Se buscaba experiencia parlamentaria para el rol. 

—Pero terminó siendo Menem

—Sí. Pero hubo más nombres. También se barajó el nombre de Oscar Zago e, incluso, él dice que Milei se lo prometió. En el marco de estas discusiones internas, Karina terminó decidiendo que sea Martín Menem. Nunca supimos bien a cuenta de qué lo eligió. Más allá de que la balanza se inclinaba por un opositor aliado, cuando se hablaba de LLA picaba en punta Zago por su experiencia en la Legislatura porteña. Pero bueno, fue Menem. 

—¿Por esos días Karina Milei pasó a tener más peso en el orden político del espacio?

—Si. Hasta ese momento Karina estaba más en lo organizacional de los eventos de LLA, como los cierres de campaña o el Movistar Arena. Estaba más en lo operativo. Los que estuvimos en campaña cerca de Milei nunca observamos una injerencia de ella en términos políticos. Fue raro. Fue un aterrizaje de Karina en la toma de decisiones muy fuerte, porque el presidente de la Cámara está en la línea sucesoria. Además, fue raro porque la suerte de la posible sanción de leyes que podía tener LLA era bastante menor poniendo uno propio. Diferente a si elegíamos un aliado. Pero bueno, ella lo eligió y Javier la respetó. 

—¿Al principio tampoco fue fructífero el rol de Menem?

—Apenas llega a la presidencia muda a la oficina de al lado a Lule, su primo, que venía del Senado y le podía enseñar. Durante los primeros dos o tres meses, Lule tenía mucha incidencia en la Cámara de Diputados porque Martín no tenía experiencia. Después Lule entabla una buena relación con Karina y termina trabajando codo a codo con ella en Casa Rosada. 

—¿No había un rol de Santiago Caputo como negociador?

—Santiago es una persona de diálogo. Cuando la primera Ley Bases fracasa recogió el guante junto con Francos y salva la negociación. No sé si quería ese lugar porque nunca lo hablé con él. Lo cierto es que aparecía cada vez que Martín Menem fracasaba en las negociaciones como persona de confianza de Javier para ayudar y haciendo posible que se ejecuten algunas leyes. 

—¿Menem no tiene un perfil negociador?

—Martín chocó de entrada con diputados de la oposición. No fue muy estratégico en su forma de generar alianzas. Por otro lado, había que hablar con los gobernadores y parecía que Javier no lo quería hacer. Al delegarlo en Francos y Menem, para algunas cosas como la Ley Bases no fue fructífero. Incluso, hoy seguimos sin presupuesto. 

—¿No influía más la agresividad de Milei sobre los integrantes del Congreso?

—Según pude constatar con interlocutores, en el Congreso sucedían determinadas cosas y a Javier le llegaban otras. Entiendo que, en muchas ocasiones, le decían que estaba todo arreglado con tal o cual gobernador, o con tal o cual bloque, y era mentira. Lo llevaban al recinto creyendo que tenía la victoria asegurada en la sanción de algunas normas o evitar otras, pero era mentira. Y esas mentiras duraban poco y había que salir a último momento a buscar y ofrecer acuerdos que no estaban pensados de antemano.

—¿Eso volvió a suceder con los rechazos a los últimos vetos?

—En la última sesión Menem le mintió a Javier. Le dijo que los gobernadores no iban a acompañar el veto y acompañaron la emergencia en Discapacidad y el Garraham. Lo sé por interlocutores. Imagino que el Presidente se sintió defraudado, pero la realidad es que los gobernadores nunca cambiaron de opinión. 

—¿Menem dialoga con los gobernadores?

—Tenía diálogo, pero después de incumplir con cosas que los gobernadores pidieron, como el presupuesto del año pasado, fue perdiendo valor su voz y sé que muchos de ellos no lo atienden. También sé que, en la última sesión, cuando entra tarde y toma la posta Cecilia Moreau, estaba en un zoom donde los gobernadores le decían que no le mienta más al Presidente porque ellos le avisaron que esto no lo acompañaban. 

—¿Menem consensuaba la agenda legislativa con el bloque?

—En vez de dedicarse a ser el presidente de la Cámara, Martín se dedicó obsesivamente a ser un jefe de bloque en las sombras. Eso generó rispideces con Zago, quien fue puesto al frente del bloque por Milei. Menem pisaba las decisiones de Oscar. Oscar pretendía explicaciones de parte del Ejecutivo para argumentar las leyes enviadas y Menem lo obstaculizada. Además, Zago tenía diálogo directo con Milei porque lo conocía de antes. Menem no y eso le molestaba. Hoy Oscar sigue hablando con mucho cariño con Javier. Menem terminó colocando a Bornoroni de jefe de bloque que es su títere. 

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—¿Cómo eran las reuniones de bloque de LLA?

—Durante este tiempo fueron reuniones donde se hablan cuestiones personales, con la bajada de línea de que no se pueden presentar proyectos y se debe pedir un permiso que nunca se da. No hay estrategia política. La verdad que se convirtieron en lo que venían a combatir porque son ñoquis que solo van a levantar la mano en las sesiones cuando se les pide o no van cuando se les pide ausencia. Muchos legisladores tienen iniciativa, pero están pisados bajo amenaza de que los van a sacar o que perderán lugares en PAMI, ANSES o Migraciones que consiguieron para sus amigos o parientes. Hoy Menem decide quiénes pueden hablar y qué pueden decir. Al final, lo de despertar leones para no ser corderos no terminó así y todos tienen que ser corderos. 

—¿Cree que debe haber un cambio en la presidencia de Diputados?

—Espero que sí. Creo que Martín Menem está agotado. Encima, está sospechado en todos los negocios turbios de LLA. En $LIBRA, ANDIS y puso empresas de sus amigos donde pudo, como el Banco Nación. Entonces, está dañada su voz, no es respetado dentro de la Cámara y es lamentable. En otros gobiernos la presidencia era una persona respetada. Creo que es un buen momento para tener una persona al frente de la Cámara que represente lo que ese lugar requiere. Que tenga honestidad, porque lo de las mentiras y disfrazar victorias fue lo que esmeriló la figura de LLA dentro del parlamento. 

—¿De hacerse ese cambio volvería a LLA?

—Yo no especulo con ningún escenario. Soy una persona muy práctica. Tomo decisiones cuando las pensé muchísimo. Cuando después de un año y medio advirtiendo sobre los entornos que se acercaban al Presidente y le hacían tanto daño al espacio una ve como eso se acelera, ya no espero cambios. Me duele mucho por quienes siguen adentro, por la militancia, por la militancia guillotinada que tanto esfuerzo hizo para que Milei sea presidente junto a los verdaderos liberales. 

—¿Cuál es su objetivo al impulsar un nuevo bloque?

—En términos personales, espero cumplir con el mandato que tiene que hacer un diputado que es dirimir el mejor futuro para los argentinos. Para los que te votaron y los que no. Para todo el territorio nacional. Yo entendí eso a los pocos minutos de asumir. Así comencé a trabajar mi propia agenda de un Estado racional que debía tener la Argentina. Es lo que propuse siempre en campaña. Por eso el bloque se llama Coherencia. 

—¿Cómo transita las agresiones en redes sociales de parte de libertarios?

—No me hace mella porque estoy expuesta a medios masivos de comunicación desde los 20 años. Con lo cual, estoy acostumbrada a que la gente opine de mi trabajo y caten mi forma de expresarme, vestirme o moverme. No es un problema para mí. Si es cierto que este gobierno cruzó una línea que es una denuncia penal contra mí y mi pareja para amedrentarme o callarme porque mediante redes sociales o agresión física no lo lograron. 

—¿No le preocupa la denuncia?

—Es muy gracioso. Hicieron una denuncia penal que no escribió Bullrich y la escribe un segunda línea con argumentos que inventa Lemoine. Es preocupante. Inventan una historia donde Putin y Maduro están interesados en esmerilar la figura de Milei, para lo que contratan gente en Argentina y arman una campaña de desprestigio a Milei y su hermana. Así le tenderían una trampa a la gente de ANDIS y los Menem. No sé cómo están involucrados mi pareja, el tesorero de la AFA, el streaming Carnaval, periodistas, productores y quién te habla como empujados por Maduro y Putin para desestabilizar al gobierno. El fiscal ni siquiera pudo dictar una imputación sobre mí o mi marido. 

—¿Por qué cree que lo hacen?

—Ellos buscan amedrentar. Pasa que yo no tengo precio y no me callo. Y tengo todo el apoyo de mi familia, así que pueden seguir denunciando que nos vamos a presentar las veces que sea en la Justicia. Esto fue utilizado para tapar la discusión sobre si son o no corruptos. 

—¿Lo son?

—La Justicia tiene sus tiempos. Creo que hay personas que tienen que dar explicaciones. Lamentablemente, el principal involucrado no es un personaje menor dentro de LLA. Era una persona de extrema confianza del Presidente, era su abogado, su amigo íntimo, y con quien decidía pasar sus domingos de descanso. Es muy grave. 

—¿Qué motiva a Lilia Lemoine a agredirla constantemente?

—Ella es un tirite de Martín Menem, que no tiene capacidad de pensamiento propio y que tiene una patología. La utilizan para hacer o decir lo que otros no se animan. Ella tiene una enfermedad y no está medicada, entonces personas abusivas como Menem la usan. Por ejemplo, para generar violencia en el recinto. Él no quiere dar la cara porque quiere ser Presidente de Argentina y si queda como violento y misógino no le sirve. Lo es, pero lo oculta. 

—¿El comportamiento de Lemoine no está avalado por Javier Milei? 

—No. Ella incluso estuvo oculta en la campaña porque saben que si habla es piantavotos. Con Javier nunca le vi un vínculo estrecho, si lo tiene con Karina. Ella le impone que sea la que se encargue de la estética y peinado del Presidente. Pero ni veo una entrada a Olivos.  

—¿Milei llegó a ser claro con ustedes respecto al plan económico?

—Lo que se barajó que íbamos a hacer, se hizo con personas que trajeron propuestas y finalmente no integraron el gabinete. No solamente los que se conocieron públicamente, había otras personas que trabajaron en las sombras. Cuando aparece Caputo, no sabemos cómo llega. Lo que está claro es que nunca se concentraron en presentar un plan económico y el plan fue siempre financiero que es lo único que sabe hacer Toto. 

—¿Considera que es momento de dar un volantazo?

—Era antes. Creo que estamos camino a una recesión profunda y que solo se concentraron en la macroeconomía en términos financieros. Eso estaba bien porque los primeros cuatro meses de gobierno había riesgo de aceleración de precios. No sé si hay una hiperinflación, pero está cerca. Pero después de eso había que trazar un plan económico para todos los sectores que generan riqueza y pujan en Argentina. Y eso nunca se presentó. Nunca hubo conversación. Nunca hubo un plan económico. 

—¿Eso es responsabilidad de Caputo?

—Él es un ministro de finanzas. Solo se vincula con el área financiera. En ese rol creo que manda y no lo estoy cuestionando en eso. Digo que no hay una persona que piense en la micro, en las pymes, en el comercio, en clase media, en la generación de empleo, o en la consecuencia de las desregulaciones que se tomaron y que generaron un aluvión de importaciones que desestabilizó la industria local. Se gestó una desigualdad muy grande y por eso quiebran tantas empresas. 

—¿Qué piensa de la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires?

—Lo que pasa en la provincia es un plebiscito a la gestión de Milei. Cometieron, a mi juicio, el error de que Milei sea la cara de la campaña. Ahí se plebiscitará la gestión económica. En mi provincia, la matriz económica es la pyme industrial y agropecuaria, sectores que no fueron beneficiados. Lo que hicieron con las retenciones fue un beneficio para los agroexportadores de Argentina, pero para el productor que empuja y da empleo en mi provincia no hay nada. Los comerciantes lo mismo. La gente está muy justa y no llega a fin de mes. Me pasa en los barrios que recorro donde me hablan del esfuerzo que se hace. Hay una exigencia sobre la gente que ve que pone el esfuerzo de cara a un beneficio a futuro, pero en el medio salen causas de corrupción que hace que se pregunten si el político también se está esforzando. Eso daña muchísimo.

—¿Se refiere a la situación de Espert?

—Ni que hablar. La denuncia estaba y ahora hay un elemento probatorio muy fuerte y viene del organismo fiscal de USA. Es una transferencia de 200 mil dólares que él sabrá explicar. Él lo único que dijo es que le habían prestado un avión para presentar un libro. Bueno, acá la cosa cambia. Él no dijo la verdad. No podemos permitirnos la narcopolítica. Veo que será una campaña difícil para LLA. Más allá de la especulación electoral, espero que quienes entren al Congreso sean personas pensantes. Vi poco de las listas, pero por lo que noté no tiene que ver con lo que se propuso hacer. No veo a la militancia genuina en las listas y eso me preocupa porque esos personajes que entran no sé cómo se van a comportar en el Congreso a partir de diciembre. 

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