Alquileres 2.0: por qué me hago cargo, por qué te hablo a vos, y por qué voy a dar esta pelea

Soy Daniel Lipovetzky (*), autor de la Ley de Alquileres. No vengo a esconderme detrás de un eslogan, vengo a hablarte a vos, inquilino, que hoy estás haciendo cuentas con la calculadora en la mesa de la cocina; y también a vos, locador, que te preguntás cómo preservar tu patrimonio sin transformarte en el villano de una historia mal contada. Vengo a explicar qué salió bien, qué salió mal y qué propongo para que alquilar deje de ser una ruleta rusa.

POLITICAR MAGAZINE23 de octubre de 2025 Daniel Lipovetzky
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Primero, lo obvio: la macroeconomía se llevó puesta cualquier ingeniería normativa. Cuando redactamos la Ley, trabajamos con supuestos de inflación que, aun siendo altos para estándares internacionales, estaban muy por debajo del desborde del 200% que terminó materializándose. Ese salto destruyó horizontes de planeamiento, distorsionó cualquier índice y obligó a renegociar de facto lo que la norma había buscado ordenar. Si buscás un responsable único, no lo vas a encontrar en un artículo legal: la causa fue la inestabilidad estructural del país. Me hago cargo de no haber previsto esa magnitud. La ley dio certezas —plazos más largos, depósito limitado, expensas extraordinarias a cargo del locador, ampliación de garantías—, pero no puede haber previsibilidad contractual en un país que pierde el valor de su moneda cada semana.

“La ley dio certezas —plazos más largos, depósito limitado, expensas extraordinarias a cargo del locador, ampliación de garantías—, pero no puede haber previsibilidad contractual en un país que pierde el valor de su moneda cada semana”

Ahora bien, la respuesta del actual gobierno fue peor: decretar que la solución mágica es la “libertad de contrato”. En castellano: dejamos al inquilino a merced de la voluntad del locador. Lo vimos en miles de casos: cláusulas leoninas, aumentos arbitrarios, pagos adelantados que no resuelven ningún problema real y, en los hechos, un mercado más chico, más caro y más opaco. Si la “libertad” termina en “firmás esto o dormís en el sillón de un amigo”, no es libertad: es coerción disfrazada de ideología.

“Ahora bien, la respuesta del actual gobierno fue peor: decretar que la solución mágica es la “libertad de contrato””

Te pregunto, inquilino: ¿estabas mejor cuando el depósito era razonable, las garantías eran más accesibles y las expensas extraordinarias no te vaciaban el bolsillo, o ahora, con la lapicera del locador en modo “tómalo o déjalo”? Y te interpelo también a vos, propietario: ¿te sentís más seguro en un mercado sin reglas claras, con contratos que se vuelven impagables y conflictos que terminan en abogados, o en un esquema previsible, ejecutable y con incentivos fiscales reales para poner tu unidad en alquiler?

Como abogado y como legislador, aprendí que un buen sistema de alquileres no es en favor del inquilino o del locador, sino que debe ser justo para ambas partes. Y un contrato justo no se escribe desde Twitter ni a los gritos: se diseña con técnica, datos y ejecución. Por eso presento una Ley de Alquileres 2.0 que toma lo que funcionó, corrige lo que falló y agrega instrumentos que la experiencia me enseñó que faltaban. 

¿Qué propongo?

  • Derogar la legislación pública por el gobierno de Milei que permite que el locador desaloje al inquilino cuando quiera e impone una multa gravísima al inquilino si desea terminar el contrato anticipadamente. Exigir un mes de depósito. Un sistema transparente en los ajustes es la primera garantía de paz social.
  • -Programa de alquiler social, que permite que los sectores más vulnerables alquilen ayudándoles con las garantías. No más condiciones imposibles: la entrada a un alquiler debe ser un puente, no una barrera.
  • -Expensas extraordinarias a cargo del locador. No es justo que el inquilino financie obras que aumentan el valor de un bien que no le pertenece.
  • Incentivos fiscales para ampliar la oferta: reducción de impuestos a contratos registrados y beneficios para quienes refaccionen y sumen unidades. Más oferta = menor precio.
  • Mediación rápida y gratuita en 10 días hábiles, con acuerdo ejecutable. La justicia lenta es injusticia doble.
  • Registro Único de Contratos y Tablero Abierto de Precios. El mercado necesita aire y transparencia, no opacidad.
  • Desalojos con debido proceso y plazos ciertos. Ni exprés ni eternos: previsibilidad para ambas partes.
  • Contrato simple y legible de dos páginas. Un contrato que no se entiende es un contrato tramposo.
  • Campaña pública y app oficial para verificar cláusulas, calcular ajustes y denunciar abusos. Un ciudadano informado vale más que mil decretos.

¿Por qué ahora? Porque el mercado no se ordena solo: lo hace la Ley. Y porque la sustitución de derecho por ideología que hoy promueve el Gobierno no baja precios, no aumenta oferta y no da seguridad jurídica. Solo corre la raya del abuso. La política pública buena es la que alinea incentivos: que el locador quiera alquilar formalmente, que el inquilino pueda pagar y que el conflicto se resuelva rápido y barato.

A los grandes operadores que prefieren la selva, les digo: no tengo miedo de incomodarlos. A los que hacen de la desregulación una religión, les recuerdo que los contratos se firman entre partes desiguales y que el derecho existe para nivelar la cancha. A vos, que alquilás y no sabés si te quedás o te vas en tres meses, te digo: no estás solo. Y a vos, locador que cumplís, te propongo reglas claras y beneficios concretos por cumplir.

No me arrepiento de haber intentado poner orden. Me arrepiento de no haber previsto la magnitud del caos macroeconómico que vino después. Aprendí. Por eso vuelvo a presentar batalla con una Ley de Alquileres 2.0 que no es un eslogan: es un diseño integral para que el contrato vuelva a ser un puente y no una trampa.

Alquilar no es un lujo. Es un derecho y, al mismo tiempo, una relación económica que debe ser sana, previsible y verificable. Si te cansaste de respirar la “libertad” que huele a abuso, acompáñame. No prometo milagros: prometo reglas. Y en la Argentina de hoy, eso ya es revolucionario.

 

(*) Daniel Lipovetzky:Candidato a Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires

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