Lucía Cirmi Obón: “La eliminación de estos programas refuerza un mensaje de odio y profundiza la pobreza”

En línea con el desguace y reducción del Estado, el Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anunció el cierre de trece programas de políticas de género y diversidad. Lucía Cirmi Obón, ex subsecretaria de Políticas de Igualdad, habló sobre la eliminación de estos proyectos.

ENTREVISTAS 22 de mayo de 2025 Juan Salguero Simoy
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Lucia Cirmi Obón es economista y ex subsecretaria de Políticas de Igualdad

El 6 de junio de 2024 el Gobierno Nacional disolvió la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, el área a la que había quedado reducido el ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades. A días de cumplirse un año de aquel hecho, el oficialismo eliminó definitivamente trece programas económicos y sociales destinados a mujeres y diversidades en situaciones de vulnerabilidad.

En diálogo con POLITICAR, Lucia Cirmi Obón, economista y ex subsecretaria de Políticas de Igualdad, señaló la importancia de estos trece programas y su funcionamiento. Además, remarcó el impacto social y económico que tenían estos proyectos, en contraste a una actualidad donde urgen políticas públicas para trabajar contra la violencia de género.

- Estos programas que se eliminaron y que entiendo estaban paralizados hace un año ¿Cómo funcionaban y qué políticas públicas realizaban?

- Estos programas, efectivamente, ya no estaban en funcionamiento, habían sido recortados, paralizados y desarmados los equipos. Por lo cual lo único que se está derogando con este decreto es la estructura formal que ya era una cáscara vacía desde que asumió Milei. Estos programas algunos tenían financiamiento y otros no. El financiamiento era irrisorio en relación a los recursos del Estado.

Algunos trabajaban en temas de igualdad, temas de violencia, temas de diversidad. El primero de la lista, si mal no recuerdo, es el programa MenstruAR, que es un programa que trabajaba sobre el acceso a productos de higiene menstrual. Es un tema que a los varones o les da vergüenza o les causa gracia, pero la realidad es que la mitad más uno de la población menstrua. Entonces es un tema de política pública porque a veces por no tener acceso a estos productos, las mujeres terminan dejando de participar de determinadas cosas. Además, en este programa te daban educación sexual integral y el acceso a las copas menstruales a través de convenios con municipios, que se encargaban de entregarlas a las mujeres en situación de vulnerabilidad.

Después, hay otro programa que está en la lista que se llama Sembrar Igualdad, que tenía que ver con el trabajo de las mujeres en la ruralidad. En general, las mujeres de la ruralidad no son las titulares de las tierras y cuando producen tienen menos acceso estadísticamente a los mercados y a las cadenas de valor de lo que producen los varones. Entonces, se trabajaba con esto sin un presupuesto específico.

 - Mencionaste el presupuesto y el Gobierno justificó la eliminación de los programas con un ahorro de 6000 millones de pesos ¿Qué pensas sobre esta justificación que realizó el Ministro Cúneo Libarona?

 - En el total de los 13 programas, que él dice que 6000 millones es mucha plata, pero 6000 millones es un quinto de lo que recaudaba el impuesto a las transferencias de inmuebles, que es el impuesto que ellos derogaron porque decían que recaudaba muy poco. Así que yo entiendo que entonces 6000 millones es muy poco, porque todo el Ministerio de la Mujer, en su mejor versión, cuando estaba plenamente funcionando y con todos los recursos, gastaba de cada 100 pesos del Estado solamente 20 centavos. De esos 20 centavos, 17 centavos iban directo al bolsillo de las mujeres en situación de violencia a través del programa Acompañar, que es un programa que no figura ahí.

Así que imagínate que no estamos hablando de una gran cantidad de recursos. En esa lista había otros dos programas que sí implicaban recursos directos a las personas. Una es la ayuda urgente para situaciones de violencia y la otra es la ayuda para personas trans excluidas de la sociedad. Esas dos, que además son personas que tienen la exclusión de su familia, la exclusión del trabajo, no tienen ingresos, no tienen educación. Así que eran dos programas que de una forma u otra trabajaban también con la pobreza.

 - En un contexto tan difícil, en donde hay millones de mujeres en situación de vulnerabilidad tanto en términos económicos como de violencia ¿La eliminación y desguace de estos programas profundiza aún más la situación?

 - Sí, me parece que sobre todo refuerza un mensaje de odio y la idea de que se usaron un montón de recursos. Porque si yo te digo 6000 millones, para el bolsillo de una persona suena un montón de plata, pero para el bolsillo del Estado y la cantidad de necesidades que tenía que resolver era poco. Entonces, sí me parece que lo hacen por un modelo de campaña para tratar de instalar esto, aunque no tiene un correlato con la realidad y en la práctica sacar recursos de eso lo único que hace es profundizar la pobreza.

 - ¿Creés que hay una correlación directa entre el año electoral y el anuncio? Teniendo en cuenta que estos programas no están en funcionamiento desde el año pasado

- Sí, de hecho, creo que haberlo realizado un viernes justo antes de las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, no me parece inocente. Creo que tratan de activar todo el tiempo sobre un sector de la sociedad que reacciona a esta agenda pensando que se van a perder privilegios. Nosotras de los feminismos estamos seguras que esta agenda les hace bien a esas personas que están en contra de los discursos de género.

- ¿Por qué crees que hay un sector que se siente tan interpelado y tan a gusto cuando el Gobierno avasalla las políticas de género?

 - Sí, yo creo que los feminismos instalan muchas preguntas y también revuelven mandatos que uno mismo en algún momento cumplió ¿no? Entonces, es lógico que sea muy movilizante y eso está pasando globalmente.

Es lógico que haya una reacción porque hay privilegios también en torno a eso. Y también tiene sentido que nos elijan de alguna forma como enemigas porque yo creo que el verdadero movimiento anti casta es el feminismo. Entonces, además si uno reconoce las personas que cuidan, las personas que sufren violencia, reconoce que la pobreza está feminizada, el rol del Estado aparece como central y este es un Gobierno que está en contra del rol del Estado.

 - En un contexto donde se vuelven a normalizar los discursos que avalan la violencia de genero ¿Es momento que el movimiento feminista vuelva a salir a las calles para no dejarse avasallar por estas políticas y discursos de odio?

 - Sí, yo creo que hay momentos momento de repensar estrategias y de ir por esa agenda pendiente. Justo saldremos con un informe de un espacio que está pensando un poco del programa alternativo, no solo de género, sino económico, social, para la Argentina que viene y la que necesitamos. Y junto con otras compañeras feministas hablamos de esa agenda pendiente y una de ellas es trabajar por un lado con los agresores, pero también la agenda para los varones jóvenes. Que creo que es estratégico poder mostrar por qué esa agenda feminista es mejor para ellos también.

 - Para cerrar, nombrá uno o dos programas que sería fundamentales tenerlos hoy en día, en este contexto de tanta vulnerabilidad.

- El programa Igualar, por ejemplo, era un programa que no requería ningún recurso por parte del Estado, más que los equipos, digamos. Nosotros sentábamos con empresas y trabajábamos con un plan para la igualdad.

Básicamente que dentro del trabajo tuvieran espacios de cuidado o que reintegraran gastos de guardería o de niñera, que hicieran horarios compatibles para que las trabajadoras puedan pasar tiempo con su familia, que hagan ascenso para las mujeres, que haya vestuario para ellas. Eran programas que incluso los varones de las empresas te agradecían porque decían que cuando entraban las mujeres a trabajar ahí también cambiaba el ambiente y era menos violento también para ellos.

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