La Dama de Hierro de Argentina: ¿Sueña Karina con ser Karina Milei?

Siempre detrás. Su voz casi se desconoce. Pero su nombre infunde terror y respeto entre los dirigentes libertarios. Desde los más encumbrados hasta los concejales de pueblo. Es un susurro. No admite dobleces en el apoyo a su hermano. Ni preguntas. Pero, siempre hay mucho más. Incluso, la posibilidad de no ser para otro si no para sí misma.

POLITICAR MAGAZINE09 de mayo de 2025 Luciano Ronzoni Guzmán
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“En política, si querés que algo se diga, se lo tenés que pedir a un hombre; si querés que algo se haga, se lo tenés que pedir a una mujer”. La sentencia es una de las menos conocidas de la odiada y temida por partes iguales, Margaret Thatcher, que condujo Reino Unido con habilidad política y con crudeza pragmática entre 1979 y 1990.  También es una frase que aplica para el rol que cumple otra ruda mujer de la política, pero en Argentina, Karina Milei.

En política, si querés que algo se diga, se lo tenés que pedir a un hombre; si querés que algo se haga, se lo tenés que pedir a una mujer

Ambas figuras, reciben la veneración de un mismo hombre, el actual presidente nacional. Un sacerdocio de reconocimiento enunciado y controvertido en ambos casos. 

En el primero, la polémica está servida. “Maggie” es uno de los personajes más detestados en nuestro país y en el segundo, porque se trata de su propia hermana, secretaria General de la Presidencia, organizadora, policymaker, oráculo y constructora de poder de Javier. Y a quién le debe la Presidencia. El mismo lo dice al llamarla “El Jefe”, en masculino y reconociendo que él es el mensajero (hombre) y ella la que hace (mujer), tal cual la expresión del encabezado de la ya extinta líder británica. Sin segundas lecturas. 

Las dos provienen de hogares de clase media, pero que aun así les permitió acceder a una buena educación formal. Y construirse a sí mismas. También crecieron y se desempeñaron en un ambiente masculino. 

Aunque no se pueden trazar paralelismos entre los padres de ambas, ya que fueron diametralmente opuestos en su forma de crianza, los progenitores marcaron la configuración psíquica de las dos chicas. Por la positiva o la negativa, aprendieron a desenvolverse. 

La misma Thatcher que ordenaba minutos antes el “Hundimiento del Belgrano”, volvía al hogar integrado del 10 Downing Street para planchar la camisa de su marido empresario que debía lucir impecable para su trabajo como hombre de negocios. Y así haber luchado en ese agresivo ambiente político de hombres le permitía retornar a sus labores de esposa tradicional, que siempre cuidó de sostener y militar. 

Para Karina, su mandato es el de ser la protectora de su hermano mayor desde que era una niña, constituyéndolo y siendo su dadora de reconocimiento y seguridad. En esoterismo se suele entender que los destinos en parte se imponen y en parte se eligen, este es uno de los enigmáticos “palos” de donde viene la mujer, vecina de Tres de Febrero, aquel distrito GBA tan cercano a CABA. 

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Política y poder: Karina en acción

Se terminaron los afeites. La Dama de Hierro argentina, que no emula en nada a la británica, pero comparten características en común: búsqueda de reconocimiento social, odio a las castas sin mérito para Thatcher, lo representaba la Reina Isabel II, institucionalmente respetada pero para Margaret nunca hizo nada por lograr su posición. 'Yo no tengo suerte, me merezco las cosas”, dijo Thatcher. Y el resultado fue un ejercicio del poder implacable que no admite excusas, aunque con un refinamiento político y de “escuela de realpolitik”, del cual Karina carece.

 Sin embargo, ambas tienen algo que es vital para el ejercicio de la conducción: la intuición, darse cuenta por donde van las cosas, no poder explicar con erudición que es, no lo necesita, tiene ese saber que el camino es por allí, “sacar la ficha”, o como los japoneses dicen, “kuuki o yomu” (“Leer el aire”) y eso lejos de ser una desventaja, es un gran don, con pocos actores de poder que lo pueden ostentar.  

Habíamos dicho que la niña Milei había asumido desde pequeña el rol de cuidar a su hermano, quien sufría mucho el vínculo con su padre, que siempre tuvo preferencia con esa pequeña introvertida que nació con un pan bajo el brazo: coincidió con la época en que “Beto” Milei, dejó de manejar el colectivo para dedicarse al negocio del transporte, una vez que luego de yugar pudo obtener unidades propias e iniciar una carrera empresarial, no exenta de polémicas, ni de sacrificio pero que le dieron a partir de ahí un salto económico sustancial. 

En ese rol, de “Ángel Guardián” la simbiótica vida de los hermanos Milei, estuvo marcada por el devenir de los hechos y los caminos inciertos de la vida. No tuvieron un destino predeterminado pese a que la situación de vida ya era más que holgada. Lo de Javier ya lo sabemos. Lo de Karina es multifacético: se formó en relaciones públicas, comunicación social, organizadora de eventos, artista plástica que nunca exhibió sus obras, emprendedora en repostería, ambas cosas le salían bien aunque con resultado comerciales no demasiado halagüeños, algo de tarot pero no tan marcado como se presume, secretaria de consultorio médico, socia de una empresa de servicios al automotor y guardiana de secretos económicos familiares, un componente que le permitió vivir entre dos mundos: el de sus padres y el de su hermano, ese mediar entre dos polos de tensión le permitió desarrollar muchas de sus habilidades prácticas. 

Tiene otra ventaja. No tiene miedo a equivocarse. Y si lo hace no pide disculpas. Simplemente retrocede y vuelve sobre sus pasos y encara por otro sendero. Algo atípico en la política y que marca una buena resiliencia. 

Pero no es dulzura el mundo de Karina y Javier. Surgieron en un clima hostil desde la cuna y hechos posteriores de sufrimiento personal los mantuvieron unidos al punto de ser un mismo elemento con dos subjetividades. No podríamos hablar de Javier Milei sin la determinación de Karina. Pero, en un rol de secretaria, como guardiana de secretos, hábitos, gustos, placeres ocultos o no, necesidades y contenciones de su hermano. Por tanto, Milei es el de los flashes, ella una abeja reina que trabaja todo el tiempo a la sombra, con sus contradicciones:  odia amar la exposición, una mirada escrutadora que también da legitimidad y reconocimiento. 

No podríamos hablar de Javier Milei sin la determinación de Karina

Por ahora le basta con un ejercicio del poder que intimida y que, sin dudas, pasa por ella: a Javier no lo manda Karina, pero es la que tiene poder de veto y el hermano que reconoce su ascendencia, le hace caso, no siempre razonando si conviene o no. Es el pacto. ¿Político? No. Humano. Y ese quizá es el mayor capital que han podido aportar: devolverle visceralidad a la política. Aun siendo casta, a la que repudian discursivamente pero de la cual forman parte, se representan como la antítesis del político profesional. Por caso, una figura como la de Miguel Ángel Pichetto. Un armador de vínculos y estrategias, basada en la racionalidad con arreglo a fines. Un tipo que no se le escapa en la cara ninguna emocionalidad, metódico, casi espartano, es un animal de la política desde 1983 a la fecha. Aunque tuvo sus exabruptos, es humano. Por el contrario, para Javier, de alto perfil y Karina un poco más retraída en su presencia, política es expresar emocionalidad, fuerza, sentimientos y si es necesario odio, malas caras, exultación, exageración, teatralidad y hasta violencia. Su campaña, orquestada por una hermana, que se ocupaba hasta el mínimo detalle que le dé estabilidad y comodidad a Javier, diseñada sin necesidad de tanto perendengue asesor, fue brillante: una concepción general de la idea que se quería comunicar y que los bloques de partisanos libertarios utilizaran las herramientas con un nivel de autonomía pocas veces visto, en un sistema de células casi desconectadas entre sí, sólo por la idea de hacer presidente a Javier. 

Karina, que no lee demasiado, sobre estrategias y tácticas, tuvo la intuición de que la mejor manera de llegar es que los propios militantes difundan el evangelio de Javier. Un “guerrilla marketing”, barato y eficiente. “Bajábamos una línea general y los chicos la traducían a su entorno mejor que un grupo de asesores, con stickers, afiches, memes, cibermilitancia y voluntad”, aseguró un dirigente cercano a Karina. Entendieron rápidamente que el componente místico no podía faltar. Y es otro aporte que le recuperaron a la política: vísceras y mística. 

Karina, la Dama de Hierro

¿Acaso creemos que se puede ejercer poder sin que te teman? Esta cuestión la zanjó Maquiavelo hace siglos. Karina no perdona. De verdad pone las entrañas en cada una de sus decisiones, si algo la estorba, espera el momento para correrlo. Sobre todo, con las mujeres que se arriman al campeón y que le pueden disputar su poder. Así fue con Lilia Lemoine y con Victoria Villarruel, que ahora juegan desde la periferia aun siendo necesarias estando adentro. Así pasó con Fátima Flores. La centralidad no se discute, se ejerce. Para llegar al presidente hay que pasar el filtro de Karina, la única que levanta la barrera para sentarse con él, es la que hace que las cosas ocurran. A veces de una forma brillante y otras veces con demasiada ingenuidad o torpeza. No importa. Te limpias de las raspaduras y seguís adelante. No se retrocede con Karina. No admite debates, ni discusiones, es una misión casi divina y redentora de los hermanos que crecieron donde el aire familiar se respiraba al son de una navaja filosa que lo cortaba. 

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Karina no perdona. De verdad pone las entrañas en cada una de sus decisiones, si algo la estorba, espera el momento para correrlo

Esto forjó una conciencia de sí misma, desde muy pequeña: si debía ser la compañera de vida de su hermano, lo haría con la mayor dedicación a la misión. Es un vínculo raro. Sí, claro. Es una simbiosis pocas veces vista. Pero así funcionan ellos y no implica por el momento evidencia de algún otro límite transgredido. 

Pero, si bien destacamos la intuición y la lectura de ambiente, el don de entender al otro, la radiografía de los interlocutores, no significa que no aprenda de política. Por caso, ahora se aboca a una misión más que importante. Se ganó con la descentralización guerrillera pero para adelante, sostener el poder requiere una organicidad que permita poder territorial y legislativo verdaderamente leal para no depender de alianzas con quienes pueden disputarle su propio espacio, llámese Macrismo o acuerdos de gobernabilidad con quienes también buscan destronarlos, como son los diálogos probados entre sectores del peronismo a fin a ellos como también cercanos al kirchnerismo. 

Ese Partido Libertario, soñado en todos los distritos será para cuidar a Javier, pero tendrá una sola conductora: Karina, el Jefe. ¿O La Jefa?, emulando al Néstor estadista, que cuidado con esto: Javier también admira, después de todo, fueron los últimos punk rockers de la política argentina. Los demás, desde el día que murió Kirchner y hasta el día de hoy, salvo JM, todos prolijos, educaditos, con grandes gastos educaditos. El rock es quilombo. Estos dos hombres entendieron eso.  A todo esto ¿Será Pingüino o Pingüina? (Una pequeña broma).

Karina, ¿La Rebelión en las Fuerzas del Cielo?

Sin embargo, detrás de algunos gestos se esconde también el deseo de tener brillo por sí misma y no ser “Karina, la hermana” o “Karina, el Jefe en las sombras”, si no “Karina, la líder” y que su nombre también obtenga legitimidad de origen. Porque en este mundo cruel, la validación no siempre puede ser simbólica. A veces necesitamos que nos acrediten. Casi siempre. Por no decir siempre. Y huir de esto, generalmente es el síntoma de lo que se desea, pero no se admite. Y así somos negadores del deseo. Humanos. Demasiado humanos. 

Es por esta razón, que hay malas y buenas lenguas. Las malas lenguas son maliciosas pero a veces dicen la verdad, y las buenas lenguas son benévolas, pero a veces mienten. Y en política nadie regala nada, no hay bueno o malo si no resultados.  El resultado de Karina es que es eficiente con pifias que no les importan a los hermanos presidenciales, que cuando Javier define un camino y es aprobado por Karina, todos los funcionarios se manejan en la misma dirección y logran ser bastante compactos y herméticos. En la calle el impacto social es evidente y la brutalidad represiva muestra la cara nada buena del Gobierno, pero en la promesa de bajar la inflación, el gasto público y tener hasta ahora atado al dólar, lo lograron, aunque discutamos la estabilidad de ese plan. Por ahora marcha, y si marcha los melones se acomodan con el carro andando. 

Por eso Javier Milei no tiene una caída estrepitosa en su imagen. Aunque Karina, es una figura bastante controvertida en su rol de ángel protector, monje negro y principal asesora. Eso no genera simpatías populares. Esto puede ser de nuevo un desafío a su propia resiliencia. Uno más claramente. ¿Será su deseo siempre acompañar detrás, ser la secretaria y ejercer su protectorado materno sobre su hermano? O en ¿Algún momento ella también se sacará el trajecito sastre de funcionaria y se pondrá la camperita de cuero corta y los jeans gastados para ejercer su propia estrella del punk? No lo decimos nosotros, lo dicen los Ramones: “I have the strength to endure and all the love so pure, I have the strength to endure because, because…” (“Tengo la fuerza para soportar y todo el amor tan puro. Tengo la fuerza para soportar porque, porque…”). Lo demás es puro cuento, cine. Y se construye.

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