Los generales de Axel que no pueden conocer la derrota

La pulseada bonaerense que reordenó al peronismo: Axel Kicillof impuso su armado propio y desplazó la hegemonía de La Cámpora en el conurbano. Con apoyo territorial, Magario y Katopodis encabezan una “operación político militante especial” para su liderazgo. Cristina cedió ante la realidad. Pero, los resultados son todo. Se juega demasiado.

POLITICAR MAGAZINE13 de agosto de 2025 Lic. Luciano Gabriel Ronzoni
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En el documento fundacional del Movimiento Derecho al Futuro, la línea pan peronista que conduce Axel Kicillof, hay un párrafo que en el día en que el espacio fue inaugurado fue pasado por alto. Es que ante el ruido de legisladores, intendentes, funcionarios y dirigentes que acompañaron al Gobernador no se le dio demasiada pelota al detalle. Pero los diablillos siempre están prestos a marcar donde está la polémica, lo que quiebra, lo que tira un poco de sal a la herida. Son los lugares que habitan con total naturalidad. 

La cosa es que entre todo el speech sobresale algo que parece casi un relleno: “Es momento de escuchar, de comprender las razones de nuestra derrota a nivel nacional, de recuperar la agenda de las mayorías, defendiendo los derechos de todos. Es hora de empezar a reinventar nuestro proyecto histórico, de un pueblo con igualdad, de un pueblo que pueda aspirar a ser feliz. Es momento de actualizar nuestras ideas con una perspectiva de futuro, sin temor al debate interno”. Esta es la médula del navajazo a la conducción oficial del PJ en la Provincia de Buenos Aires, en manos de Máximo Kirchner y la Agrupación La Cámpora. Aclaremos, todos sabían la pelea con el hijo de apellido “Pingüino” y el “Ruso”, solo que ese día se formalizó y se expuso en un documento la razón, visible o política, de la controversia. 

“Es momento de escuchar, de comprender las razones de nuestra derrota a nivel nacional, de recuperar la agenda de las mayorías, defendiendo los derechos de todos. Es hora de empezar a reinventar nuestro proyecto histórico, de un pueblo con igualdad, de un pueblo que pueda aspirar a ser feliz. Es momento de actualizar nuestras ideas con una perspectiva de futuro, sin temor al debate interno”

Kicillof, fue el principal ganador de las elecciones de 2023. Yendo a la reelección, venció en la Provincia a la aplanadora de violeta con un amplio margen. Es el único que ese día aciago para el Peronismo, pudo guardarse una sonrisa en el bolsillo. Ya no podía ser ignorado. Es insostenible que el primer mandatario de la Provincia más poderosa, al que recurren intendentes de todos los colores político ante la escasez de presupuestos  y responde con efectividades conducentes, no lidere el peronismo provincial o al menos no se le reconozco ser el primus inter pares, aunque en los hechos, el hombre del sillón de Rocha es el principal realizador político y el único con espalda para sostener la gestión. Eso es indiscutible. 

Pero lo obvio no es un fenómeno político, es una percepción de sentido común, en su autorreferencia permanente, el Justicialismo vive hace 15 años hablando a sí mismo sin dar un debate serio de por qué tanta acumulación de derrotas. Es que es muy difícil, no repetir resultados, calcando los mismos métodos, mismos discursos y mismas propuestas que hartaron a una gran parte de la población que venía acumulando un gran deterioro en su calidad de vida y la respuesta siempre fue igual: parches, dar algo pobre para los pobres, sostener estructuras burocráticas y sobre presupuestadas para ocuparse de temas que ante una crisis social y económica como la acaecida entre 2015 y 2023 parecen secundarios o alejados de la realidad de calle. Por ejemplo, sostener movimiento identitarios, puramente declamatorios y considerados inclusivos pero que en realidad no lo hace si no que somete a la población objetivo a la gracia del subsidio permanente. No se pueden tener agendas escandinavas, cuando las calles, se debaten entre el deterioro social, el desempleo creciente y la violencia.  

“El Justicialismo vive hace 15 años hablando a sí mismo sin dar un debate serio de por qué tanta acumulación de derrotas”

Kicillof por lo menos desde el 2021 que viene desarrollando un perfil propio, a pesar de que la Exmandataria fue su mentora, pero en esas oportunidades ganó su posición con sus logros. La discusión es otra: La Cámpora, tiene poder por lo que representa Cristina, pero eso no se refleja su peso territorial, ni el poder de caja de antaño y si bien son poderosos en los simbólico, no tracciona votos propios y mientras el Gobernador, usa una rueda prestada por “La Pingüina”, en La Cámpora, son todas cedidas y su principal baza es ser los dueños oficiales de la franquicia Cristina. Virtud política que tampoco debe minimizarse. 

Hoy en el Justicialismo, hay una conducción puesta en crisis y que, de hecho, ya no existe como tal, la mesa directiva es un triángulo escaleno con lados de diferentes longitudes: Allí se sientan Cristina y Máximo juntos, en otro Axel Kicillof y por supuesto, el siempre expectante Sergio Massa que busca disparar su bala de plata y obtener la revancha. 

Una primera batalla que ganó el Gobernador

La tensión del cierre de listas, reflejó el dramatismo y el acalorado nivel de debate, en ese triángulo. La presión fue tan alta que casi al cierre (antes del conveniente corte de luz que determinó la ampliación de la fecha de entrega), Kicillof estaba dispuesta a jugar con los suyos en una lista propia y medirse en las urnas. Ciertas palabras adecuadas y contemporizadas de algunos intendentes del Conurbano, del mismísimo hombre de Tigre, el enojo de jefes comunales del riñón de Axel como Ferraresi de Avellaneda, como la de Espinoza de La Matanza, jefe político de un planeta electoral. Pero, tuvieron especial protagonismo dos caciques de peso y renombre con sonrisas conciliadoras (y con gestión): uno de zona norte a quien se le atribuye la frase “con Axel afuera, hay 10 intendentes mudos y 2 millones de votos menos. ¿Sirve perder con dignidad?”. Mientras que al segundo se le asigna otra esquela: “si no contenemos a Axel, se rompe todo el Conurbano,  podemos garantizar orden, pero tiene que estar el Ruso”. 

Las llamadas se ilustraron con un sondeo reservado que marcó que Kicillof es el dirigente con mejor imagen en las zonas núcleo del Peronismo. Cristina puso pausa. Tomó un té y dimensionó que podía quedar aislada sosteniendo la exigencia de Máximo, que todas las secciones sean encabezadas por figuras del Cristinismo más puro: La Cámpora. 

La expresidenta finalmente aceptó. Axel Kicillof logró imponer a dos de sus figuras: a la vicegobernadora Verónica Magario (La Matanza) encabezando la Tercera Sección Electoral y al ministro de infraestructura Gabriel Katopodis  (San Martín) por la Primera Sección Electoral que pasó a ser la más importante a nivel de votos. La sangre no llegó al río, pero la bronca quedó. 

“Axel Kicillof logró imponer a dos de sus figuras: a la vicegobernadora Verónica Magario (La Matanza) encabezando la Tercera Sección Electoral y al ministro de infraestructura Gabriel Katopodis  (San Martín) por la Primera Sección Electoral que pasó a ser la más importante a nivel de votos.”

El perfil de los generales

Tanto Magario como Katopodis, son candidatos con un buen perfil y vidas bastante paralelas. Son peronistas, con formación técnica y territorial, con buena experiencia de gestión municipal y además no tienen el peso de una mochila de escándalos, saben lo que hacen y tienen claro el peso de su misión: lograr una victoria en el Gran Buenos Aires, que ponga en crisis a Javier Milei y terminar de asegurar la conducción de Axel Kicillof en el Peronismo. Una buena victoria en ambas zonas calientes, serían el espaldarazo que termine de abrochar el liderazgo del Gobernador. Eso sí. Sin jubilar a nadie y con todos (o casi) adentro. 

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Hay vidas paralelas, entre el hombre de San Martín y la dama de La Matanza. “El Griego” Katopodis comenzó su militancia a fines de los 80 y principios de los 90, en villas de San Martín con curas obreros paralelamente a sus estudios universitarios que concluyó con buen rendimiento y con posgrados en gestión. Este caminar por los barrios, comenzó luego de mudarse al distrito de Zona Norte. Cristiano ortodoxo griego, siempre forjó redes con las iglesias, especialmente en los barrios más humildes, organizaciones de base, clubes y también con cooperativas de trabajo que comenzaban a ser alternativas laborales, con el aumento del desempleo que impactó de lleno a partir del segundo gobierno de Menem. Es peronista, más bien ubicado en el progresismo, aunque moderado y pragmático donde el objetivo cumplido es más importante que dilatar la solución discutiendo. Es un laburante que llegó a la gestión pública en 2003. Con Néstor. Su paso por los ministerios de Desarrollo Social en Nación y Provincia, siempre teniendo como eje la generación de empleo, le granjearon muy buena espalda que lo candidatearon a intendente de San Martín, en 2007, donde quedó segundo con Ivoskus mientras que cuatro años más tarde fue electo jefe comunal. Tuvo tres reelecciones con una performance de votos superior al 54%. Luego en 2019, con el triunfo de Alberto Fernández asumió el Ministerio de Obras Públicas de la Nación desde donde impulsó obras estratégicas como el gasoducto Néstor Kirchner que dejó en 2023 casi terminado, la modernización del Aeroparque y programas de cooperativas de trabajo en obras diseminadas por todo el país. Con la llegada de Milei fue convocado por Axel Kicillof a ocupar el mismo cargo, pero a nivel provincial. 

Cabe mencionar, que si bien surge como funcionario con el llamado Néstorismo y por diferencias internas se distanció hacia 2013 en los albores del Camporismo y fundó con Massa el Frente Renovador. En 2015 zanjó diferencias con CFK y regresó al peronismo apoyando a Daniel Scioli como presidente. En 2017, volvió a distanciarse del Frente para la Victoria sosteniendo la candidatura de Florencio Randazzo, hasta que finalmente en 2019 fue convocado nuevamente. Tiene carácter “Kato”, pero no explosivo, ni estridente, aunque sí tajante. “Lo mío es laburar”, asegura a sus cercanos. Y así es como ganó su perfil desarrollista, industrialista y con visión productiva. El tiene la misión de ganar a como dé lugar en la Primera Sección Electoral, que no es monolíticamente peronista y justamente su perfil transversal y de diálogo, gana simpatías. 

Gabriel Katopodis:“Lo mío es laburar”

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Verónica Magario, debe cumplir la misión en la Tercera Sección Electoral, la región más peronista del Gran Buenos Aires, pero también con muchos problemas sociales y que a pesar de que Milei no se impuso allí, logró un resultado que puso en guardia al Justicialismo en su barrio. No es para menospreciar. Hubo sustito. 

Verónica viene de una familia combativa. Su padre Raúl Magario tuvo un rol protagónico dentro de Montoneros en el área de finanzas y se exiliaron en 1976, siendo ella niña, regresando en 1984 donde se establecieron en Villa Celina. Desde allí, su papá estableció vínculo con el ascendente Alberto Balestrini a quien acompañó en sus gestiones siendo prácticamente su hombre de confianza. Vale decir que Balestrini  que hijo de un militar que no se plegó al golpe de 1955, se fue de baja y participó de la Resistencia Peronista, en ese clima una jovencísima Magario comienza a trabajar en la Cámara de Diputados en 1988 mientras cursaba sus estudios terciarios. Dos aspectos claves: su reivindicación ultra peronista y al igual que Katopodis, su trabajo barrial con organizaciones cristianas, siendo católica. En 1999 llega a la subsecretaría de Acción Social, en la gestión Balestrini, siendo clave su rol como coordinadora de esa “Provincia” del programa “Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados” con el estallido de 2001. Su ascenso continúo en la gestión de Fernando Espinoza, como Secretaria de Descentralización creando la red de Delegaciones Municipales y Unidades Sanitarias, Subsecretaría de Gabinete, diputada nacional en 2013. Finalmente, intendenta de La Matanza en 2015, hasta 2019, cuando fue elegida vicegobernadora hasta la actualidad. Magario tiene un perfil forjado de cuna peronista, militancia barrial, cercanía, formación en múltiples cargos, no le tiene miedo a meterse al barro o presidir una sesión en el senado provincial. Su perfil es peronista con tendencia al progresismo moderado más vinculado al estilo peronista territorial. Tiene gran capacidad de diálogo, hoy más cercana a Axel Kicillof, mantiene excelente relación con CFK y con Sergio Massa. Tiene estrella propia. No creció siendo “la hija de”, ni tampoco el cliché de “la pareja de”. Se la banco sola, como cuando resistió la embestida de Macri – Vidal para dividir en cuatro La Matanza. Gran perfil de dirigente y gestionadora, cualidades que el Gobernador vio en sus alfiles del Conurbano. 

“Dos aspectos claves: su reivindicación ultra peronista y al igual que Katopodis, su trabajo barrial con organizaciones cristianas, siendo católica.”

Operación Triunfo: sin lugar para la derrota

La parada que se juega Axel Kicillof es total y es consciente de que no hay futuro político si hay una derrota en las principales secciones peronistas, además dado el caso es la llave para comenzar el declive del gobierno nacional de Javier Milei, que lo tiene como enemigo número uno. Paradójicamente también lo es para Máximo Kirchner. Las aguas son turbulentas. La gestión se sostiene activa y dinámica, sus generales, sus comisarios políticos comenzaron la campaña, pero el compromiso es total: El margen de error es prácticamente cero. 

“El margen de error es prácticamente cero.”

“Milei empieza a caer en el Conurbano pero si perdemos, nos vamos nosotros junto al país y la Provincia”, arengó casi exaltado uno de sus principales colaboradores políticos, quizá el más importante que tiene en una reunión hace unos días atrás donde estuvo Kato y Magario. Ese mismo. Sobrio. Austero. Fanático de la soda, ahora llamada “agua con gas”, que toma en grandes cantidades. Uno que siempre tiene un enigmático perfil, el de crecer en las sombras y tejer acuerdos imposibles. Un cuadro. 

“Milei empieza a caer en el Conurbano pero si perdemos, nos vamos nosotros junto al país y la Provincia”

No es para menos. La apuesta es toda de Kicillof, si ganan sus generales se consolida. Si pierden, no faltará quien prácticamente le endilgue la derrota y quiera convertirlo en un “pato rengo”, aún a media gestión. Por eso su estrategia debe ser total. Porque tiene leales, algunos que son leales porque les conviene serlo y otros que sabe no moverán un pelo para mejorar la performance. El trabajo del “Griego” y la “Rubia” es desgastante: deberán mantener entusiasmados y en orden a los intendentes peronistas que cada uno tiene juego propio, deberán entusiasmar a un electorado que cada vez está más cansados de los insultos de un lado y de la autorreferencialidad del otro. No les falta capacidad, ni vocación. Pero, ¿el Gobernador estará dispuesto a cruzar el puente de los ríos revoltosos? Es una idea que en el pensamiento racional del “Ruso” Kicillof no puede faltar. Finalmente, en el Peronismo siempre se premia a quien se la juega. No hay lugar para tibiezas. A todo o nada. 

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