
El fin de la retórica: el ágora en tiempos de ratios y basados
En los albores de la democracia ateniense, Sócrates se paseaba con sus conciudadanos en la plaza, no para proclamar verdades absolutas, sino para someter cada afirmación al fuego de la dialéctica. Su método, la mayéutica, entendía el diálogo como un parto colectivo de ideas, donde la pregunta correcta valía más que la respuesta contundente. Hoy, sin embargo, asistimos a otro escenario: el ágora digital de Twitter ha reemplazado aquella búsqueda de la verdad por una carrera de ingenio y picardía, donde lo que importa no es convencer con argumentos sólidos, sino impactar con la respuesta más “basada”.