Entrevista a Juan Abal Medina: “El peronismo de la Ciudad tiene que salir de su zona de confort”

Al frente de la lista Libre, Justa y Soberana, el politólogo, docente y ex Jefe de Gabinete de la Nación propone retomar la identidad del movimiento peronista. Apunta contra quienes construyeron un “peronismo light” en Capital Federal.

ENTREVISTAS 25 de abril de 2025 Andrés Miquel
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Asume que la Capital Federal tiene un pasado ajeno al peronismo, pero advierte que “esconderlo” no es un camino acertado

“El peronismo se acostumbró a ser opositor”, sostiene Juan Manuel Abal Medina. De apellido arraigado en el movimiento peronista, el politólogo y ex Jefe de Gabinete de la Nación atiende a POLITICAR a menos de un mes de las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires. 

A la cabeza de la lista de Libre, Justa y Soberana, Abal Medina espera ocupar un lugar en la Legislatura porteña para poder juntar fuerzas con los representantes del “campo popular” y marcar una identidad anclada en el tres veces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón. 

Asume que la Capital Federal tiene un pasado ajeno al peronismo, pero advierte que “esconderlo” no es un camino acertado. Critica duramente al Partido Justicialista de la Ciudad y, entre otros, al ex presidente Alberto Fernández, y lo señala como uno de los responsables de construir en el partido una identidad “lavada” que trae candidatos como Leandro Santoro. 

Producto de la partida del Papa Francisco (Jorge Bergoglio para todos los argentinos), Abal Medina señala lo que significó la pérdida del “argentino más importante de la historia”

—Francisco fue alguien que realmente conocía la Ciudad como pocos. Conocía los 57 barrios populares y estuvo presente en cada uno de ellos. Fue alguien que, así como se preocupó por los humildes y necesitados en la Ciudad, lo hizo después en todo el planeta y lo convirtió en acción. Lo que hizo a escala global fue maravilloso. En un mundo tan complicado, de tanta violencia, tanta guerra y tanto insulto trajo un mensaje esperanzador y de cuidado a los que menos tienen.

—¿Lo conoció?

—Sí, lo conocí. Lo veía en las reuniones de la Pastoral Social en CABA y con un amigo muy cercano mantenía un contacto. Fue el argentino más importante de la historia y para quienes somos porteños y católicos fue mucho más significativo. Mi Fe venía apagada y él me devolvió esa Fe católica. 

—¿El Papa tuvo un mensaje de justicia social?

—Claro que sí.

—Entonces, ¿por qué en la sociedad porteña se lo reconoce tanto, pero vota a un espacio político que no lleva la justicia social como bandera? 

—No vota al peronismo o una expresión cercana a lo popular. Hace 18 años que se volcó para otro lado. 

—¿A qué se debe esta contradicción?

—Es inexplicable lo que ocurrió en la Ciudad sin explicar lo que pasó con el peronismo en la Ciudad. El peronismo se acostumbró a ser opositor y no ganar nunca. Se fue acomodando a estar en los órganos de control y fue renunciando a la idea de gobernar la Ciudad. Incluso, llegó al extremo donde parece que para muchos compañeros y compañeras el peronismo se transformó en algo a esconder. Se esconde con candidaturas más lavadas y después con candidaturas de otros partidos políticos. Son candidaturas valiosas, pero terminan jugando como una especie de “da vergüenza ser peronista”. Entonces hay que tapar al peronismo, esconderlo, cambiar los colores y la estética. Para mí, la tarea es la contraria y hay que ser orgullosamente peronista. Hay que salir de cierto espacio de confort donde se considera que la Ciudad es de otro espacio político. Hay que hacerlo a través de un peronismo que debe estar donde debe estar. Que esté en los barrios populares y que no solo discuta el olor a pis de algunos barrios de la ciudad y que discuta los desagües cloacales de los barrios populares, por ejemplo. 

—¿Qué llevó al peronismo a emprender este camino que menciona?

—En parte, porque creo que la Ciudad, por su historia, nunca fue claramente afín a nosotros. Ahora bien, en otras ciudades que tampoco son afines al peronismo otros compañeros dieron las discusiones. En Rosario, hace dos años casi ganamos la elección a intendente con una coalición de la cual formamos parte. O en Córdoba, donde gobierna el peronismo muy exitosamente. Aquí nos desdibujamos y lavamos, buscando que la gente se confunda poniendo otra figurita por encima de otro color político y así la gente nos vote. Eso me parece profundamente errado. Sí creo en coaliciones amplias, pero manteniendo nuestra identidad. 

—¿Cómo llega a la conclusión de que esa estrategia fue errada?

—Los grupos que vienen conduciendo el PJ de la Ciudad hace varios años pierden elecciones constantemente. No participamos en los últimos tres balotajes. En dos porque no llegamos y uno porque decidimos no competir. Si algo viene funcionando mal es momento para discutir estas cosas. Nuestra lista busca poner en discusión estos lugares comunes que construyó el peronismo porque no renunciamos a ser gobierno. Usar la elección intermedia donde ellos se presentan divididos y para que en el diario del lunes aparezca que la lista apoyada por el peronismo quedó en el primer lugar es una victoria pírrica, es un placebo. Porque para ganar la Ciudad, donde hay balotaje, tenés que juntar el 50 por ciento de los votos. 

—¿Hay posibilidades de que Santoro gane?

—Sí, pero no serviría para nada. Quedaría primero, seguramente con menos votos que lo obtenido la última vez y con un 60 por ciento de la Ciudad votando opciones antiperonistas que, probablemente, estén juntos en la próxima disputa política. Acá elegimos bancas. Me parece que la importancia de lo que se discute es la interna de ellos, de la ultraderecha que gobierna Argentina. Básicamente, si va a ser La Libertad Avanza el único socio absoluto o si Macri se podrá sentar en esa mesa si el PRO le gana a LLA y así poder discutir lo que le importa discutir a Macri que no son solo políticas. 

—¿A qué se refiere?

—A la Hidrovía, por ejemplo. O temas vinculados a lo que siempre representó Macri. Su primera participación en la política fue con las cloacas de Morón para enriquecerse con el dinero público. 

—¿El PRO perdió empatía con los habitantes de la Ciudad? 

—Creo que el PRO tuvo algunos aciertos al principio. Por ejemplo, el Metrobús o alguna obra de infraestructura. Pero fue un gobierno bastante mediocre, donde solo construyeron el antikirchnerismo. El ‘vótennos por el miedo a los K’. Construyeron un muñeco de paja que nosotros también alimentamos en su discurso. 

—¿Por qué?

—Por ejemplo, con el discurso vergonzoso de Alberto Fernández cuando le sacó la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires y habló de ciudad opulenta. Fue indignante. Yo camino quince cuadras de mi casa y hay un barrio popular. La idea de una ciudad opulenta que construyeron algunos dirigentes fue funcional al macrismo. Se olvidaron de todo el resto. 

—Pero ciudad con enorme cantidad de recursos…

—Recursos del gobierno. No es una ciudad opulenta. Es distinto. Un gobierno que siempre tuvo muchos recursos, básicamente porque la mayoría de los impuestos que recauda la Ciudad es porque las sedes de muchas empresas nacionales están acá. Entonces tiene más recursos que muchas provincias, ni hablar que muchos municipios. Es una ciudad profundamente desigual, no opulenta, con gran presupuesto público y muy mal administrado. Sigue siendo una municipalidad grande, engordada, que no ha hecho ninguna transformación profunda y lejana a sus vecinos. 

—¿No cuenta la urbanización de la Villa 31 o trasladar la sede de gobierno a Parque Patricios?

—Fue todo muy fragmentario. En la villa Rodrigo Bueno se hizo un trabajo razonablemente bien, en el playón de Chacarita quedó por la mitad, y en Retiro bastante mal y muy parcial. De los 57 barrios populares, hablamos de una pequeña parte. Por eso, para nosotros, la urbanización de los barrios populares va a ser la primera ley que vamos a impulsar. No solo por un tema de justicia social, sino porque también tiene que ver con la seguridad de todos. Si acá cerquita del centro, en el barrio Padre Mugica, no pueden entrar los patrulleros, entonces estamos ayudando mucho al narcotráfico más allá de que después nos hablen de la ley de reincidencia. Además, con el presupuesto que tiene la Ciudad de Buenos Aires es intolerable cómo se vive en esos 57 barrios. 

—¿La Ciudad cuenta con un presupuesto que permite pensar en obras de urbanización?

—Sí, claro. Las urbanizaciones se hacen en todas las ciudades del mundo con presupuestos menores que en Buenos Aires. Durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta algunas cosas se hicieron bien, como decíamos de Rodrigo Bueno, más allá de algunas fallas. 

—¿Qué destino tienen los recursos de la Ciudad?

—La Ciudad sigue siendo una gran municipalidad engordada. Se gasta en un montón de cosas, de todo tipo, pero con poco sentido común. CABA es la ciudad con mayor cantidad de pymes y empresas de la Argentina, y la segunda con mayor cantidad de pymes industriales. Las estoy recorriendo y lo único que me dicen que su contacto con el gobierno de la Ciudad es que un inspector viene a buscar coimas. El Ministerio de Producción de la Ciudad de Buenos Aires estuvo vacante cinco meses tras la renuncia de Roberto García Moritán, popularmente conocido como el marido o ex marido de Pampita. Tenemos también la mayor cantidad de científicos y no hay ningún área en la ciudad, como Córdoba o Santa Fe, que vincule la ciencia con el diseño y la producción. Sigue siendo una gran municipalidad y solo se piensa como provincia cuando tiene que hacer publicidad. 

—Cuando habla de identidad peronista, ¿habla de doctrina en los términos en que lo hace Guillermo Moreno?

—(Risas) Coincido bastante en esas cuestiones con Guillermo, pero tenemos diferencias bastante públicas. Soy amigo, pero bueno, tenemos diferencias como la referida a una vicepresidenta que tenemos. Pero sí coincido que el peronismo se fue desdibujando y dejando de lado. Cuando asumí en el PJ de la Ciudad, con lista de unidad y ocupando la cuarta vicepresidencia, me di cuenta de que no hay un solo busto de Perón en la sede del PJ. Uno escucha a compañeros que dicen que son peronistas, pero no les gusta Perón. Es como que me digan que son cristianos, pero no les gusta Cristo. Es un disparate. Acá en el peronismo, pasa. Si no te cabe Perón, entonces no sos peronista. Esta confusión que tuvimos en los últimos años ayudó a desdibujarnos y perder la esencia del peronismo.

—¿La lista de Santoro no es peronista?

—A mí no me gusta hablar mal de otros compañeros porque hay dirigentes importantes que laburan muy bien y hay grandes militantes. Pero lo que me molesta es, de vuelta, que pongamos a un candidato conocido como Leandro y después una lista lavada para que nadie sepa quiénes son por más que sean muy valiosos. Si uno ve la elección de candidatos conocidos del PRO, liberales y radicales, pero ¿qué candidato peronista conocido hay? Creo que soy yo y Carolina Papaleo. No es por desvalorizarlos a los otros compañeros, pero sí hay una decisión política de ocultar al peronismo. Así, la ciudad opulenta de Alberto Fernández nos va a votar.

—Es la segunda vez que menciona a Alberto Fernández…

—Alberto Fernández fue presidente del PJ de la Ciudad, lo manejó mucho tiempo, y tuvo que ver con esta impronta del peronismo. Un peronismo que se acostumbra a no ganar. 

—Pero hubo candidatos como Mariano Recalde que innegablemente expresaron su pertenencia al peronismo y más aún con procedencia de La Cámpora, ¿no lo cree?

—Sí, pero La Cámpora también se fue acomodando. Tuvo discursos más lavados y por eso uno no ve dirigentes fuertes de La Cámpora en esta lista. Es un peronismo light. 

—¿Cuál sería el mejor escenario para después del 18 de mayo?

—En el que haya muchos legisladores y legisladoras peronistas dentro de la Legislatura junto a muchos legisladores y legisladoras del campo popular para dar juntos la discusión profunda en CABA. Acá no se trata de quien saca un voto más o un voto menos, se trata de elegir treinta legisladores donde muchos entremos a discutir cosas como la urbanización de barrios populares o una ley de Pymes. 

—¿Qué ley de Pymes?

—Una que, al menos, reconozca la cantidad de industrias que tiene la Ciudad. Hay que pensar en armar una agencia de desarrollo tecnológico que vincule lo industrial con la ciencia y permita multiplicar valor y trabajo. En 2024, el desempleo aumentó un 50 por ciento en CABA. A diciembre del año pasado eran 120 mil trabajos menos. Sucede que el gobierno de la Ciudad está en otra. 

—¿Cómo evalúa el trabajo del gobierno de Jorge Macri con las universidades?

—La Ciudad no se vincula con las universidades. Tenemos la principal universidad de Argentina que, a su vez, es de las principales en Latinoamérica y el mundo, pero no hay vinculación ni una acción en común. Es ridículo. Hoy perdimos un tercio de los ingresos de los docentes, por lo que muchos se van a empresas privadas donde ganan 3 o 4 veces más. Mi hija ingresó al Colegio Nacional de Buenos Aires y tiene cada vez más horas libres porque los docentes prefieren irse a trabajar a la provincia de Buenos Aires porque pagan un 30 por ciento más. 

—¿Se percibe el impacto de las medidas del Gobierno nacional?

—Ayer tuve una reunión en el Instituto de Biología y Medicina Experimental fundado por Bernardo Houssay. Allí, el grupo que está estudiando el cáncer de páncreas tuvo que devolver ochenta muestras que podrían ayudarnos a resolver esta enfermedad porque no les dieron los recursos mínimos para poder utilizarlos. Este desastre que está haciendo Javier Milei va a tener muchas consecuencias a futuro. Si bien yo no creo que este proceso político pueda reelegir, sí creo que el daño que va a producir será enorme. Si no tenemos legisladores, legisladores y diputados que le pongan un freno fuerte en esta elección, estaremos en una espiral descendente muy complicada. 

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