
Por primera vez en más de tres años, Rusia y Ucrania volvieron a sentarse cara a cara para negociar. El encuentro, celebrado en Estambul bajo mediación turca y con la participación de potencias occidentales, concluyó con un resultado modesto pero simbólicamente relevante: el mayor intercambio de prisioneros desde el inicio de la guerra, con mil combatientes liberados por cada bando.