
Fin del subsidio al diésel en Ecuador: ¿decisión técnica o imposición ideológica?
El debate sobre el subsidio al diésel en Ecuador expone tensiones entre decisiones técnicas y posturas ideológicas. Conoce los impactos sociales y económicos.
Mientras El Salvador celebraba el Día del Periodista en un ambiente marcado por el exilio y el silenciamiento de voces críticas, la Asamblea Legislativa, dominada por el oficialismo, aprobó la reforma constitucional más significativa desde 1983: la legalización de la reelección presidencial indefinida. Con 57 votos del bloque de Nayib Bukele y solo tres en contra, el Congreso allanó el camino para que el mandatario continúe en el poder más allá de su actual segundo mandato.
POLÍTICA INTERNACIONAL10 de agosto de 2025La reforma incluye la reeelección indefinida
El paquete de reformas modifica cinco artículos clave de la Constitución, ampliando el mandato presidencial de cinco a seis años, eliminando la segunda vuelta electoral y anticipando el fin del actual período presidencial al 1 de junio de 2027, en un intento por unificar elecciones y reestructurar el calendario político. Pero la medida que genera mayor preocupación democrática es, sin duda, la que habilita la posibilidad de reelecciones indefinidas para el cargo más alto del Estado.
El oficialismo defendió los cambios
El oficialismo defendió los cambios como una forma de “estabilidad institucional” y alineación con los derechos políticos de la ciudadanía. La diputada Ana Figueroa, de Nuevas Ideas, argumentó que la Presidencia era la única función pública con limitaciones para reelegirse, y que ahora “los salvadoreños decidirán hasta cuándo quieren seguir apoyando” a sus líderes. En otras palabras, el nuevo sistema pone la continuidad del poder en manos del electorado, aunque bajo condiciones institucionales cada vez más desequilibradas.
Un proceso sin debate ni controles
La reforma fue tramitada sin discusión parlamentaria y con dispensa de procedimiento, una señal más del avance autoritario del bukelismo. La oposición, con presencia marginal en el Congreso, denunció la medida como un golpe a la democracia. “Han hecho una confesión pública de matar la democracia disfrazada de legalidad”, advirtió la diputada opositora Marcela Villatoro.
La reforma para muchos Salvadoreños no es una sorpresa
Este paso no es una sorpresa. Desde 2021, cuando el oficialismo destituyó a los magistrados de la Sala de lo Constitucional e impuso nuevos jueces afines, Bukele ha desmontado uno a uno los frenos institucionales al poder presidencial. Fue esta misma Sala la que, contra décadas de jurisprudencia, habilitó su postulación a un segundo mandato, pese a las claras restricciones constitucionales. El Tribunal Electoral y la Asamblea lo acompañaron, y ahora con esta reforma se institucionaliza lo que comenzó como una interpretación judicial forzada.
Un patrón regional conocido
El Salvador se suma a una larga lista de países latinoamericanos donde el poder ha reformado o reinterpretado la Constitución para permitir la permanencia indefinida en el cargo. Lo hizo Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua. Bukele, con una popularidad altísima y un control casi absoluto del aparato estatal, sigue una hoja de ruta conocida: una erosión progresiva del sistema republicano bajo la apariencia de legitimidad democrática.
A nivel internacional genera dudas sobre el futuro del pluralismo
A nivel internacional, este cambio coloca a El Salvador en el radar de las democracias occidentales, organismos multilaterales y observadores de derechos humanos. Si bien la reforma puede tener efectos estabilizadores en el corto plazo para la gobernabilidad interna, plantea serias dudas sobre el futuro del pluralismo, el equilibrio de poderes y las garantías institucionales en el país centroamericano.
No solo se modificó la Constitución sino que se redefine su modelo de poder
El Salvador no solo modifica su Constitución: redefine su modelo de poder. Y lo hace, como tantas veces en la historia latinoamericana, en nombre del pueblo, pero a espaldas de la democracia.
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Las declaraciones del israelí ministro Finanzas, Bezalel Smotrich, han reavivado la controversia internacional sobre el futuro de Gaza. Durante una conferencia en Tel Aviv, Smotrich aseguró que Israel y Estados Unidos se encuentran en “negociaciones” para dividirse el territorio de la Franja tras la guerra contra Hamás. Según el ministro, el objetivo sería “repartir la tierra en porcentajes” y reconstruir Gaza sobre sus ruinas, en un proceso que calificó de “renovación”.
Intervención militar en Venezuela genera tensiones mientras Maduro refuerza su discurso y crecen llamados a una solución interna y soberana.
Brasil y Venezuela refuerzan vínculos con China y Rusia, desafiando la influencia de EE.UU. y promoviendo una política exterior más autónoma en la región.
La guerra comercial desatada por Donald Trump contra Brasil ha provocado una ofensiva diplomática relámpago de Luiz Inácio Lula da Silva. Apenas entró en vigor el arancel del 50% impuesto por Estados Unidos —un castigo que en el caso brasileño tiene un trasfondo político ligado a la protección de Jair Bolsonaro—, el presidente brasileño activó su agenda internacional con tres potencias clave: China, Rusia e India.
Mientras se acerca el plazo límite fijado por Donald Trump para un alto el fuego en Ucrania, Vladímir Putin redobla su apuesta. El presidente ruso, firme y sin señales de retroceso, declaró este jueves que los objetivos del Kremlin siguen intactos y que las fuerzas rusas “avanzan en todos los frentes”. En una rueda de prensa conjunta con el líder bielorruso Alexander Lukashenko, Putin también anunció el despliegue del primer lote de misiles balísticos Oreshnik, un nuevo paso en la modernización del arsenal ruso.