
En el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense se pelean hoy batallas clave. En ambos casos, la puja es por los recursos, pero en ambos casos, también, el telón de fondo son las elecciones que están cada vez más cerca.
Luis Lacalle Pou finaliza su mandato y este domingo 27 de octubre, los uruguayos deberán decidir entre el cambio o la continuidad en unas nuevas elecciones presidenciales. Entre los principales candidatos para suceder la presidencia se encuentran Andrés Ojeda, del Partido Colorado, Yamandú Orsi, del Frente Amplio y Álvaro Delgado, del Partido Nacional.
POLÍTICA 27 de octubre de 2024El actual presidente de Uruguay deja el gobierno con una economía estable y una aprobación del 47%. Sin embargo, tras el escándalo del “narco pasaporte” otorgado al prófugo Sebastián Marset que resultó en el aumento de la desaprobación, la renuncia de varios ministros y el quiebre de la coalición del gobierno, la reputación de Pou quedó manchada.
Entre los principales candidatos para suceder la presidencia se encuentran Andrés Ojeda, del Partido Colorado, Yamandú Orsi, del Frente Amplio y Álvaro Delgado, del Partido Nacional.
Desde el histórico Partido Colorado se presenta Andrés Ojeda, un joven abogado de 40 años que fue bautizado como el “Javier Milei uruguayo” y se presenta en los medios como la “renovación” de la política. Ojeda agrupa, de acuerdo a los últimos sondeos, el 15 % de adhesiones. Ojeda, durante el último tiempo fue víctima de una campaña sucia. El prosecretario del Partido Colorado y quien encabeza la lista de senadores Gustavo Osta manifestó: “Es víctima de un ataque a través de lo que se denominan campañas sucias y muy costosas, que lo que hacen es establecer una relación falsa de hechos a los efectos de perjudicar la imagen de Andrés Ojeda, incurrieron en aspectos de la vida personal, algo que en Uruguay se ha mantenido lejos de esas prácticas”.
Ojeda en conversación con POLITICAR insinuó que podría vencer a su rival del Partido Nacional, Álvaro Delgado, para conducir al oficialismo en un eventual balotaje con Yamandú Orsi,del Frente Amplio,
Representando el cambio también, Yamandú Orsi tiene un enfoque moderno y pragmático hacia las ideas de la izquierda. Dentro de las iniciativas que propone, se destacan el desarrollo de la matriz energética, el impulso de las industrias como la biotecnología y el lanzamiento de planes masivos de empleo para los jóvenes de Uruguay. De acuerdo a las últimas encuestas realizadas, hay una tendencia contundentemente favorable hacia el Frente Amplio, partido de Orsi.
Del lado de la continuidad se encuentra Álvaro Delgado, representando al Partido Nacional. Delgado forma parte del gobierno actual de Pou como Secretario de Presidencia y su campaña se centró en la seguridad y el desarrollo de energía renovables, además de buscar sostener la estabilidad lograda en los últimos años. A pesar de tener una gran actividad en redes sociales, Álvaro no pudo evitar el daño en su imagen producto del escándalo del “narco pasaporte” y de la relevación de los medios como “deudor con capacidad de pago comprometida” del Banco Itaú.
En el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense se pelean hoy batallas clave. En ambos casos, la puja es por los recursos, pero en ambos casos, también, el telón de fondo son las elecciones que están cada vez más cerca.
La Argentina vive en estado de excepción y en la provincia de Buenos Aires empieza la temporada de los dolores de cabeza. La incógnita de qué ocurrirá con el presupuesto nacional se reproduce en territorio bonaerense con ingredientes propios. Una oposición que presiona y un oficialismo dividido cuyos antecedentes en la materia no auguran un panorama tranquilo.
Que el Tesoro de Estados Unidos haya bautizado a la Argentina como “aliado clave” en América Latina no constituye un elogio, sino una advertencia.
Mientras en el Instituto Cultural y el Teatro Argentino crecen las quejas de los trabajadores por el recorte de horas extras, la falta de materiales, cancelaciones y cambios inexplicables en las programaciones, Florencia Santout estaría destinando cuantiosos fondos estatales para intervenir en la política universitaria de la UNLP, a través de su organización, La Cámpora.
En la Legislatura bonaerense tuvo lugar ayer algo que hacía tiempo no ocurría y que a estas alturas ya es novedad: una sesión normal. Claro que se trata de una paz de circunstancias, porque los proyectos clave están en la otra cámara. Será el Senado, entonces, el escenario de las batallas complicadas.
En campaña, la política argentina convierte en gestos extraordinarios lo que son deberes básicos: presentar un presupuesto, no radicalizar discursos o aumentar partidas para educación y salud. Pero la reciente derrota legislativa del oficialismo, al no poder blindar los vetos presidenciales a las leyes de emergencia pediátrica y financiamiento universitario, mostró que el problema ya no es solo comunicacional: la “institución invisible” de la confianza, clave para sostener liderazgos y economías, comenzó a resquebrajarse. La democracia exige más que propaganda de lo obvio; exige resultados que fortalezcan credibilidad.