Reconocimiento de Palestina por potencias occidentales

El reconocimiento de Palestina en Occidente genera tensiones diplomáticas y expone divisiones políticas entre potencias aliadas y actores regionales.

POLÍTICA INTERNACIONAL06 de octubre de 2025Alfredo AtanasofAlfredo Atanasof
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Reconocimiento del Estado palestino por Canadá, Reino Unido, Australia y Portugal
El reconocimiento de Palestina por parte de Canadá, Reino Unido, Australia y Portugal en 2025 intensificó las tensiones geopolíticas globales. Estas decisiones, impulsadas por la necesidad de revitalizar la solución de dos Estados, marcaron un giro en la política exterior de varias potencias occidentales. Israel condenó la medida y la calificó como una recompensa al terrorismo. Por su parte, Estados Unidos reiteró que cualquier resolución al conflicto debe surgir exclusivamente mediante el diálogo bilateral.

Diplomacia global vs. realidad en Palestina
Mientras los líderes de Occidente esgrimen discursos elaborados sobre derechos humanos, seguridad y equilibrios geopolíticos, la situación en Gaza y Cisjordania sigue deteriorándose. Los bombardeos, los desplazamientos forzados y el colapso de los servicios esenciales son el pan de cada día para millones de personas. La contradicción es evidente: mientras se discute en salones diplomáticos sobre el futuro del conflicto, sobre el terreno la violencia no cesa y afecta por igual a civiles y combatientes. El reconocimiento del Estado palestino, aunque cargado de simbolismo, no ha logrado detener la ofensiva militar ni frenar el crecimiento de asentamientos ilegales en Cisjordania. Esta brecha entre la retórica internacional y la realidad cotidiana deja en evidencia los límites de una política global que, en nombre de la paz, sigue respondiendo a los intereses estratégicos de unos pocos.

Divisiones internas en Occidente y nuevas alianzas internacionales
Esta ola de reconocimientos no ha sido uniforme en el seno de Occidente. Países como Alemania, Italia y Estados Unidos se mantuvieron firmes en su negativa, lo que ha generado tensiones dentro del G7 y la Unión Europea. Estas diferencias reflejan la diversidad de enfoques que coexisten en el bloque, una pluralidad que, aunque propia de sociedades democráticas, también pone de manifiesto lo difícil que resulta construir una postura común frente a un conflicto tan arraigado. El empuje de la opinión pública, los sectores progresistas y los defensores de derechos humanos ha sido crucial para que algunos gobiernos adopten posiciones más decididas. Sin embargo, otros siguen aferrados a viejas alianzas con Israel, motivados por intereses económicos, cooperación tecnológica y afinidades ideológicas históricas.

Línea de tiempo
1988
Declaración de independencia del Estado de Palestina
Palestina declara su independencia y recibe el reconocimiento de países del bloque comunista, no alineados y en vías de desarrollo, iniciando su camino hacia la legitimación internacional.

2012
Palestina obtiene estatus de Estado Observador en la ONU
La Asamblea General de la ONU otorga a Palestina el estatus de Estado Observador no Miembro, permitiéndole acceder a instituciones internacionales como la Corte Penal Internacional.

2024
Reconocimientos europeos clave impulsan legitimación de Palestina
España, Irlanda y Noruega reconocen oficialmente al Estado de Palestina, marcando un cambio en la postura europea y acelerando el proceso de reconocimiento internacional.

22 de septiembre de 2025
Canadá, Reino Unido, Australia y Portugal reconocen a Palestina
Canadá se convierte en el primer país del G7 en reconocer a Palestina, seguido por Reino Unido, Australia y Portugal. Esta acción aísla a EE.UU. en el Consejo de Seguridad de la ONU y transforma el equilibrio diplomático global.

Posición de América Latina y el caso de Paraguay
En América Latina, las posturas frente al conflicto también han sido dispares. Paraguay, que históricamente ha mantenido estrechos lazos con Israel, ha variado su política exterior en función de los cambios de gobierno. Desde el reconocimiento de Palestina en 2008 hasta el reciente traslado de su embajada a Jerusalén bajo la administración de Santiago Peña, el país ha oscilado entre distintos enfoques. Su abstención en la votación para el ingreso pleno de Palestina a la ONU en 2025 podría interpretarse como un intento de reposicionamiento más pragmático. Esta ambigüedad, lejos de ser aislada, refleja una tendencia más amplia en la región, donde las decisiones en política exterior suelen estar marcadas por un delicado equilibrio entre convicciones ideológicas y cálculos geopolíticos.

Reconocimiento internacional y exclusión de las voces palestinas
Con 150 de los 193 países miembros de la ONU reconociendo ya a Palestina como Estado, el respaldo global parece abrumador. Sin embargo, ese apoyo proviene en gran parte de Estados con voz influyente pero que representan a una minoría en términos poblacionales. Esta desproporción pone en entredicho la legitimidad de un proceso que, aunque pretende ser inclusivo y encaminado a la paz, sigue sin dar espacio real a las voces palestinas más directamente impactadas, así como a sectores israelíes que también aspiran a una solución negociada. La narrativa del reconocimiento, por más necesaria que sea, no puede ocultar la persistencia del sufrimiento en los territorios ocupados. Mientras las potencias discuten una paz que no experimentan en carne propia, la violencia, la ocupación y la muerte continúan marcando el día a día en Palestina y Cisjordania. En medio de un reordenamiento geopolítico de gran escala, el costo humano permanece invisible para gran parte del mundo.

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