
Según cuenta la leyenda, la frase que da título a esta nota surgió de forma anónima durante la Revolución de Mayo mientras un grupo de criollos, allá por 1810 y bajo la lluvia, pedía que se les revelara qué sucedía puertas adentro del Cabildo. Inspiró también el primer ejemplar del periódico La Gaceta. Y desde ese tiempo a esta parte, la consigna sigue vigente para recordarnos la importancia de exigir transparencia en los actos de gobierno.