
IA, campañas y poder: los nuevos dilemas de la comunicación política en la Argentina
La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta: es un actor que reconfigura la competencia electoral y desafía la autonomía cognitiva de los votantes.
Ahora que se viene la elección quizás sea ameno recomendar un libro que se llama 24/7 de Jonathan Crary (1951) que dice que no está todo mal, en caos.
ANALISIS 07 de mayo de 2025 Federico Quinteiros
Leemos montón de noticias todas a la vez. Escuchamos todos los canales de streaming habidos. Tratamos de ver todas las teleseries y películas posibles. No quedarnos. Rendir.
Profesores retóricos: ¿Quién no ha sentido que al entrar en el sueño dice: todo lo que pueda arreglar hoy lo dejaré para mañana? El próximo paso es que no nos durmamos más.
El libro propone un acelerado proceso: dejarse llevar por lo tecnológico. Matémonos de risa mientras las máquinas nos reemplazan, que explote todo. Miremos estupefactos.
Todo esto hay que hacerlo en el tiempo libre, luego del trabajo. Si tenemos. Competir contra el sueño, estar dormidos, no despertarse, confundido hoy, con avivarse, mostrarse.
Hace poco se viralizó la presencia del músico L-Gante más como fenómeno social que músico, ese uno en un millón que la pega. Su proclama: veinticuatro siete activo.
¿Querido, vamos hoy al cine y volvemos? No, amor, primero tengo que ir a pegar afiches con la militancia. ¿Qué perdimos con esto? La inocencia. Que el tiempo pase.
¿Creemos que podemos con todo? Tiene que haber límites. Estas elecciones lo están demostrando; todos los candidatos rozan la imperfección. ¿Y si gobiernan todos?
Siempre me llamó la atención cuando cuenta ML que se queda leyendo los diarios hasta las cuatro de la mañana. La idea de productividad. El éxito. Hiper. Tantos años.
En las últimas horas se nos ha impuesto en la agenda una nueva teleserie cuyo director quiso desmarcarse de algunos alegatos de interpretación.
Nos encontramos con la sorpresa de que la misma lleva tarde o temprano a retrotraernos a esa vieja consigna de aquella agrupación que fue de temer.
La experiencia de lectura debería trascender cualquier estímulo político detrás, mucho más la lectura que se hace de los supuestos modos de las celebrities de la política.
Después de 24/7 Crary publicó dos o tres libros más hasta llegar a uno que suscita escalofríos: Tierra quemada.
Queremos leer entre líneas y fallamos en el intento. No es que no seamos buenos lectores, sino que estamos cansados. Sigamos leyendo. Escribir es como soñar, despertar sin recordar.

La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta: es un actor que reconfigura la competencia electoral y desafía la autonomía cognitiva de los votantes.

La negociación por el presupuesto bonaerense se aceleró a más no poder. El gobernador busca tenerlo aprobado (por fin) antes de que cambie la composición de la Legislatura. Es una aspiración cuestionable: los dos proyectos anteriores fracasaron con esta misma integración, y el mandatario no está dispuesto a ceder tampoco esta vez.

El clima interno del peronismo bonaerense volvió a tensarse luego de una serie de movimientos que dejaron expuesta la estrategia —o el intento de estrategia— de Mayra Mendoza para instalarse como figura de una supuesta rebelión interna contra la conducción histórica del espacio. Pero el intento duró apenas un suspiro: la superestructura partidaria le frenó el impulso antes de que su postura pudiera transformarse en algo más que una foto de ocasión.

La llamada “guerra cultural” de la ultraderecha latinoamericana ya no es un fenómeno aislado. Lo que comenzó como un experimento digital en Brasil a mediados de la década pasada se ha convertido en una red transnacional que emplea bots, influencers, medios digitales y campañas coordinadas de desinformación para erosionar gobiernos progresistas e instalar agendas conservadoras.

Hace unos meses —que hoy parecen años— antes de que Elon Musk saliera eyectado de la administración Trump como si fuera uno de sus propios cohetes, nos preguntamos sobre la influencia de las redes sociales en el debate público y la calidad democrática.

Javier Milei no solo tiñó de violeta el mapa argentino: consiguió algo más raro aún, paciencia. En una elección marcada por el miedo y la emocionalidad, el país convirtió las legislativas en un plebiscito sobre su figura. El resultado, más que un aval, fue un salvataje: Milei recuperó aire y deberá traducir su milagro electoral en gobernabilidad. Indudable: salió de estar colgado del travesaño a meter un contraataque letal que terminó en gol a favor.