
Con un panorama cada vez más claro respecto al cronograma electoral, las fuerzas políticas hacen malabares para definir su estrategia. Premura, chicanas, desunión y poca certeza. Todos los partidos padecen la crisis general y construyen una propia.
Lo que volvió a ocurrir en Rosario, luego de un interregno con cierta paz, tras un marzo trágico, donde asesinaron a cuatro trabajadores elegidos al azar; demuestra que -como dice el periodista y diputado Carlos del Frade-: “cuando las bandas se deciden a matar, lo hacen más allá de la disminución del 65% de homicidios de estos meses, y demuestran que no están desarticuladas”
ANALISIS 13 de noviembre de 2024En marzo, Rosario se aguardó literalmente por un par de horas por el miedo que generó el terror de la violencia. No hubo colectivos, ni taxis, ni ganas de caminar las desoladas calles.
El asesinato del Roberto “Pimpi” Camino, años atrás, fue seguido por múltiples asesinatos.
El sábado a poco de culminar el encuentro Rosario Central/San Lorenzo, se produjo un doble asesinato: Pillín (Bracamonte) y Rana (Attardo) . ¿Qué encontramos si buceamos más allá de la superficie? Vemos en lo profundo una sociedad con un deterioro alarmante, especialmente la que debiera ser la ciudadanía de recambio.
Andrés “Pillín” Bracamonte, decía querer jubilarse de los producidos de un negocio negro, que mata. Mata mucho más – si de narcotráfico hablamos-, a quienes consumen que a quienes lucran con su venta.
El fútbol está en manos de gente sin escrúpulos. Es sabido que el grueso de sus dirigentes son rehenes y a veces socios de los barrabravas. También sabemos que el negocio que manejan es tan grande, que el recambio de quienes lo lideran no se hace esperar.
Rosario no es una isla. Es la punta de un iceberg visible que ni siquiera termina en Argentina. El combate de esta guerra sucia no es sencillo bajo ningún aspecto. La sociedad desea que se controle. El negocio ha comprado a tantos que resulta desolador. A veces se golpean puertas y quien atiende es el mismo que al que se desea denunciar.
Sólo podríamos pensar en la prevención. Si de narcotráfico hablamos, es la educación. Educar, educar, educar; es la solución para evitar el consumo. Si los niños aprehenden de su nocividad tal vez algún día no se necesiten dealers. Ya no se necesite consumo. Y se alcance la plenitud con otras metas.
Los gobiernos deben entender que el mejor dinero invertido es en la niñez y su escolaridad, en los clubes barriales, que cuando no son cooptados por los narcos, cumplen una tarea impresionante sacándole pibes a la calle; calle que es el lugar donde se los recluta para el triste trabajo de soldaditos.
El presidente Milei habla de vouchers educativos, sin duda es otro el camino. Las escuelas más lindas, cómodas, modernas, deben estar en los barrios vulnerables.
Pillín Bracamonte se definía como un empresario polirubro de la violencia. Con extorsiones e infundiendo el terror, conseguía infinidad de negocios, incluso el de la obra pública.
Lo notorio es que recién mañana (martes) por primera vez y por una denuncia de violencia de género ejercida a la madre de sus hijos, iba a quedar detenido.
Que este personaje que durante treinta años dirigió este inmoral negocio, no haya estado preso, habla del grado de conveniencia para con los distintos actores sociales, políticos, empresariales, judiciales, sindicales, policiales.
Pillín Bracamonte fue la llave simbólica que abrió todos los negocios. Ahora hay una enorme masa de dinero que está sin cabeza visible, puede pasar cualquier cosa.
La única forma de despejar el miedo es con información precisa.
Con un panorama cada vez más claro respecto al cronograma electoral, las fuerzas políticas hacen malabares para definir su estrategia. Premura, chicanas, desunión y poca certeza. Todos los partidos padecen la crisis general y construyen una propia.
¿Cómo ejerce hoy su dominio el poder, en un mundo que parece haber dejado atrás las grandes confrontaciones?
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