
IA, campañas y poder: los nuevos dilemas de la comunicación política en la Argentina
La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta: es un actor que reconfigura la competencia electoral y desafía la autonomía cognitiva de los votantes.


Los líderes políticos deben permanentemente cuidar a sus adeptos. Para ello deben conquistarlos con proyectos y por qué no con sueños a concretar. La triste realidad es que muchos optan por la promesa de un cargo. Esta cronista sólo recuerda a un líder (Siglo 20), que en el ostracismo –exilio- , pudo mantener y acrecentar el nivel de seguidores. Me refiero a Juan Domingo Perón. Ni Frondizi, ni Illia, ni Alfonsín, ni Menem; pudieron sostener los votos obtenidos luego de abandonar La Rosada.
ANALISIS 22 de octubre de 2024
Maria Herminia Grande
Hoy vemos que dos ex Presidentes, Cristina de Kirchner y Mauricio Macri; lo intentan, pero desgrana aceptación. Y es notorio.
Macri no pudo con Patricia Bullrich, quien le ayudó a deshilachar a Horacio Rodríguez Larreta, y luego la hoy ministra de Seguridad, aplicó la misma medicina para con el Ingeniero ex Presidente. Cristina de Kirchner no está pudiendo con Axel Kicillof. ¿Será cuestión de época? ¿Será que se corrieron de lo que representaban? O, ¿será que sólo les interesa concitar poder y administrarlo (cada uno en su sector), antes que construir un proyecto real de alternativa?
El propio Javier Milei en ejercicio de su presidencia, se desvela por mantener a sus seguidores. Cada día perfecciona su agresividad. Incluso muchos de sus ministros ejercitan, practican y profundizan el insulto, la desavenencia, el disenso, infundiendo odio. El resultado actual y lo por esperar, no es bueno.
Ante una realidad absolutamente preocupante, el Presidente de la Nación y la Ex Presidenta banalizan y ponen en vigencia (en este caso Milei), lo que podríamos llamar el peligro de la metáfora.
Macri tuvo la posibilidad al asumir la presidencia de su partido de diferenciarse de Milei, en lo referido al límite que representa el cuidado de la República. Señalando que las relaciones internacionales no se ejercen con bravuconadas. Que hay tres poderes a los que respetar. No lo hizo. Dejando de esta manera la duda con respecto a si la imagen de aquel Macri condice con la actual. El presidente del PRO dijo esta semana en Córdoba que la gente que votó a Milei lo hizo con un mandato destructivo, de confrontación y aceptando su psicología especial. Él lo votó. ¿Macri le dio este mandato a Milei?
Estamos ante una posible alianza electoral 2025 entre LLA y PRO. ¿Implicaría el fortalecimiento de la agresión y la violencia?
Por su parte Cristina Kirchner quiere mantener a como dé lugar, su lapicera. Kicillof se le ha rebelado. Cristina no lo admite y le duele. Habría que recordar algo que alguna vez Julio Guillán (el telefónico) le dijo a esta cronista: “las conquistas no se agradecen, se disfrutan”. Inútil reclamarle a Kicillof derecho de autor.
¡Cuánta opacidad dirigencial, ante tanto dolor social agravado y multiplicado! ¡Increíble tanta banalidad expuesta!

La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta: es un actor que reconfigura la competencia electoral y desafía la autonomía cognitiva de los votantes.

La negociación por el presupuesto bonaerense se aceleró a más no poder. El gobernador busca tenerlo aprobado (por fin) antes de que cambie la composición de la Legislatura. Es una aspiración cuestionable: los dos proyectos anteriores fracasaron con esta misma integración, y el mandatario no está dispuesto a ceder tampoco esta vez.

El clima interno del peronismo bonaerense volvió a tensarse luego de una serie de movimientos que dejaron expuesta la estrategia —o el intento de estrategia— de Mayra Mendoza para instalarse como figura de una supuesta rebelión interna contra la conducción histórica del espacio. Pero el intento duró apenas un suspiro: la superestructura partidaria le frenó el impulso antes de que su postura pudiera transformarse en algo más que una foto de ocasión.

La llamada “guerra cultural” de la ultraderecha latinoamericana ya no es un fenómeno aislado. Lo que comenzó como un experimento digital en Brasil a mediados de la década pasada se ha convertido en una red transnacional que emplea bots, influencers, medios digitales y campañas coordinadas de desinformación para erosionar gobiernos progresistas e instalar agendas conservadoras.

Hace unos meses —que hoy parecen años— antes de que Elon Musk saliera eyectado de la administración Trump como si fuera uno de sus propios cohetes, nos preguntamos sobre la influencia de las redes sociales en el debate público y la calidad democrática.

Javier Milei no solo tiñó de violeta el mapa argentino: consiguió algo más raro aún, paciencia. En una elección marcada por el miedo y la emocionalidad, el país convirtió las legislativas en un plebiscito sobre su figura. El resultado, más que un aval, fue un salvataje: Milei recuperó aire y deberá traducir su milagro electoral en gobernabilidad. Indudable: salió de estar colgado del travesaño a meter un contraataque letal que terminó en gol a favor.