Conversaciones del radicalismo bonaerense: La importancia de dejar los anabólicos

Con una interna partidaria judicializada, con un doble comando de contingencia, en medio de fragmentaciones vinculadas a la estrategia electoral, inmersa en una polarización pocas veces vista, sin PASO ordenadora, carente de una figura de peso que unifique las voluntades y se unja como conductor aglutinante. Así, algo machucada y con el chasis pidiendo boxes, llegó el la UCR de la provincia de Buenos Aires a estas elecciones. El punto de hervor trajo a Somos, el frente con el que compitió. ¿Cómo le fue?

ANALISIS 23 de octubre de 2025Andrés MiquelAndrés Miquel
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“El resultado electoral estuvo por debajo de las expectativas”, dicen. Lo dicen desde múltiples tribus. Tanto en la vereda de Miguel Fernández como la de Pablo Domenichini, quienes comparten una suerte presidencia del partido ante la ausente resolución judicial. Es la primera frase que aparece en las voces de intendentes, alfiles de Maximiliano Abad y dentro de las huestes de Facundo Manes. 

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Todos coinciden en que los 425 mil votos del frente que lideró el radicalismo quedó desdibujado entre los 3,8 millones de Fuerza Patria y 2,7 de La Libertad Avanza. Ojo, porque el número boinablanca se puede robustecer. Hay más de 91 mil votos en Hechos, espacios de la familia Passaglia donde la UCR fue como aliada en la segunda sección. Y pueden entrar los más de 105 mil de Nuevos Aires, donde una facción boinablanca trabajó. Pero la cosa va más allá de los números. 

Un viejo dirigente radical encuentra una analogía interesante. Habla de anabólicos. “Cuando los usas te mirás en el espejo y te sentís bárbaro, pero un día no los tenés más y ahí se ve la realidad”, dice. La referencia está anclada en la ingeniería pragmática de los acuerdos electorales. 

En estos comicios, la visión de la mayoría del radicalismo era distinta a los últimos cinco. Del 2015 hacia acá, la UCR siempre segundeó al PRO. A veces con más peso, otras con menos. Yendo puntualmente a estas elecciones, tanto la del 7S como la del 26O, los legisladores en juego llegaron a sus bancas tras una interna competitiva en 2021 entre Diego Santilli y Manes. Más de 1,5 millón de votos capturó el neurocirujano que, ahora, abandonó el proyecto provincial y se presentó por la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, el contexto actual es opuesto al anterior. 

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“Del 2015 hacia acá, la UCR siempre segundeó al PRO”

Hoy la cosa cambió. En esta ocasión, el macrismo se puso la pechera violeta. O el buzo, tal como se vio en la foto de campaña. El 70 por ciento de la UCR, según los datos de los presentes en las negociaciones, optó por cambiar la estrategia y no comulgar con la escudería amarilla. Hubo otro puchito de radicales que, incluso, preferían ir con la Lista 3 y ser puros-puros. Finalmente, primó la idea de alianzas. 

“El 70 por ciento de la UCR, según los datos de los presentes en las negociaciones, optó por cambiar la estrategia y no comulgar con la escudería amarilla”

¿Cómo se miden los resultados? Como toda medición, la perspectiva genera la condición prismática para arribar a una conclusión. De los 27 intendentes radicales, solo 11 consiguieron un triunfo. Hubo derrotas duras como Rauch, municipio gobernado por Maximiliano Suescún, primer candidato a senador en la quinta y presidente del Foro de Intendentes Radicales. Y hubo derrotas históricas, como la de Miguel Ángel Lunghi en Tandil, después de más de dos décadas.

Vamos a la Legislatura. El radicalismo bonaerense ponía en juego nueve diputados y cinco senadores. Si se suman las alianzas de convivencia en los bloques, habría que sumar dos senadores más y una diputada. Así, de 17 sillas, sólo retuvo 4 a través de Somos. De allí, dos son radicales, una de la Coalición Cívica y una del PRO disidente a través de Pablo Petrecca. Para ensanchar la foto, habría que sumar los tres diputados de Hechos en la Segunda.

¿El número es malo? Si. Nadie lo duda. ¿Se complicó la situación en los Concejos Deliberantes? Seguro. ¿Ingresaron legisladores puros? Algunos. ¿Es una estrategia positiva? Es una estrategia que lideró gran parte de la UCR y no quedó sumergida en otro espacio político. Como dato no menor, los 4 legisladores provienen del interior. En el conurbano, donde Julio Zamora de Tigre encabezó en la primera y Domenichini en la tercera, el resultado fue muy pobre.

Lo que se confirmó es un cambio de visión a la hora de pensar el arribo a una elección. Con la complicación de no contar con un partido normalizado y una Convención que defina alianzas, el tablero dejó de estar regido por la filosofía pragmática de Maximiliano Abad y mutó a la búsqueda de llevar la bandera radical a la cabeza de cualquier negociación. Y, por sobre todo, primó la postura de no ponerse ningún buzo, remera o pechera violeta. El límite respecto a Javier Milei quedó asentado. 

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Abad optó por una boleta corta, por fuera de Somos, para competir en Mar del Plata. Sacó alrededor de 48 mil votos mediante la lista de Nuevos Aires, mientras que el frente seccional que lideró Suescún no llegó a los 4.500. “Se jugó bien con él en no presentarle lista de Somos en el distrito y no parece que haya militado la boleta rosa, ¿no?”, afirma un dirigente molesto por los resultados en General Pueyrredón. 

De cara al 26 de octubre la medición será más difícil. La UCR no encontró un eje de acuerdos sólidos y fluyó por distintas vertientes. La mayoría quedó dentro de Provincias Unidas, el espacio conducido por los gobernadores Martín Llaryora de Córdoba, Maximiliano Pullaro de Santa Fe e Igancio Torres de Chubut. Un peronista, un radical y un PRO. Buscan la opción del medio, la que salte la polarización y fagocite otro espíritu en la sociedad de cara a un 2027 que parece más cerca que lejano ante las desventuras del gobierno libertario. 

“De cara al 26 de octubre la medición será más difícil. La UCR no encontró un eje de acuerdos sólidos y fluyó por distintas vertientes”

Lo seguro de todo este tironeo es que La Libertad Avanza no cooptó al radicalismo provincial. Eso se evitó. Algunos querían, quizás eran menos, posiblemente acostumbrados a los anabólicos, y no pudieron torcer la sintonía de un nuevo paradigma que no supo sintetizarse en una propuesta unificada. No lograron seducir al electorado decepcionado por LLA, ese gran ausentismo que se evidenció el 7 de septiembre. Allí está el desafío de Fernández y Domenichini luego de octubre. 

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Ambos se identifican ajenos al team libertario y también al kirchnerista, aunque no tuvieron mayores diferencias con algunos sectores del peronismo. No flamea en el discurso radical ponerle un freno a Axel Kicillof. El freno es a Milei. ¿Esto los acerca al kicillofismo? Sí, pero no los hace parte ni pretenden alguna integración. Hay apertura al diálogo, porque es importante obturar el desarrollo del modelo económico libertario que destrozó a la industria bonaerense y se burló del campo con la falsa quita de retenciones. 

La instancia de conversaciones tendrá como epicentro la Legislatura, ámbito donde estará claramente reflejada la polarización. ¿Entonces? “Hay más espacios y hay que ver los que asumen”, dice otro legislador radical. Y sí. Hay 14 diputado repartidos en bloques pequeños, desde la CC a Nuevos Aires. Hay otro puñado en el Senado. Ahí reside la llave para obtener leyes de peso para el oficialismo provincial. 

“La instancia de conversaciones tendrá como epicentro la Legislatura, ámbito donde estará claramente reflejada la polarización”

Sin embargo, las especulaciones quedan al margen. Debe pasar octubre para que el partido centenario diseñe un mecanismo normalizador de una interna que lleva más de un año, pero que logró escaparle al método furgón de cola. Ahí reside la victoria de este proceso. Resta ver si la gesta se transforma en el puntapié de un camino de poder y, por sobre, de fortalecimiento de la identidad. 

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