La unidad por caminos separados

La provincia de Buenos Aires retoma su rumbo hacia la posibilidad de lo imposible. La distancia entre La Cámpora y la gobernación sigue marcada con fuego. El escenario revitalizó la fuerza del cristinismo. El peronismo afronta un nuevo momento histórico tras la condena a Cristina Kirchner.

21 de junio de 2025Andrés MiquelAndrés Miquel
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El tiempo pasa. Y rápido. La semana fue agitada para la política toda y, específicamente, revulsiva para el peronismo. Su máxima líder fue condenada a prisión bajo el beneficio de cumplirla en su domicilio. No querían dejarla salir al balcón. Medio millón de personas torcieron la vara y llenaron de dudas a la Justicia. También a Javier Milei que señaló a Mauricio Macri. Ahora, el Presidente y Cristina Kirchner apuntaron todas sus armas al ingeniero. El tema está en ver cómo se ordenan las tropas subalternas, con una disputa entre La Cámpora y el Movimiento Derecho al Futuro que no da tregua.

O sí. De alguna manera, la convivencia mejoró durante las horas previas al encierro de CFK. Duró lo que dura la convivencia familiar ante una. Fue la sala de espera en el hospital, donde se puede tomar un café con la hermana que vive en el exterior y volvió para ver a la madre tras dos años de no hablar con su hermano por celos. Los golpes calaron hondo y no hay aroma a cicatrización.

Máximo Kirchner pasó de tener una vida nula en materia mediática a un correr una maratón entre micrófonos y cámaras. Exhibió una faceta poco conocida y su tropa lo celebra. No son pocos los que imaginan su apellido al frente de la boleta por la tercera sección, lugar que iba a ocupar su madre. ¿Y si encabeza la nómina de diputados nacionales para potenciar el legado Kirchner? Todo puede suceder porque el peronismo transita un momento épico.

Ese sentimiento quedó impreso en la imagen de una Plaza de Mayo colmada, otra vez. La recordada despedida de CFK en diciembre de 2015 volvió a la retina de muchos desencantados. Los perdidos, los sin rumbo, los kirchneristas de batería baja reencontraron su fuente. Rejuvenecieron.

El huracán enamorador de Cristina movilizó. ¿Máximo movilizó? Difícil respuesta para una pregunta que está teñida del utópico análisis sobre la traslación de votos. La movilización llegó porque la máxima líder del peronismo en la actualidad fue privada de su libertad e imposibilitada de competir por una causa viciada de ADN PRO en su sentencia.

Por eso los dardos estuvieron dirigidos a Macri. “Fracasado” es la palabra que rebota entre las oraciones de los popes kirchneristas. Desde Cristina y Máximo o la senadora provincial Teresa García. Sin eufemismo, el cristinismo adoptó una férrea actitud beligerante contra quien, sostienen, llevó a la Corte Suprema a dejar a la ex presidenta sin chances de participar en las elecciones. Macri: el único presidente que no reeligió y quien padece la descomposición de su partido que huye como marea de ratas en el Titanic porteño que chocó contra el iceberg de La Libertad Avanza hace poco más de un mes.

Milei, por primera vez incapacitado de trazar el curso de la agenda comunicacional, convocó a uno de sus voceros predilectos y montó un spot de campaña. Señaló a Macri como el artífice de la situación de CFK. Se despegó y tiró a fondo. Todos contra el PRO. Hoy se construye un CFK vs. Milei que no da lugar a medias tintas. El amarillo se disolvió y no logra constituir una identidad e, incluso, no le sacó rédito a la condena de Cristina.

La imposibilidad de la tibieza deja a otro jugador levemente descolocado. No por su definición, sino por su estrategia. “Hay que esperar que se acomoden las cosas”, dice un intendente que responde a Kicillof e integra el MDF. Pero el tiempo pasa, y rápido. En menos veinte días deben presentarse las alianzas para las legislativas de la provincia de Buenos Aires. Diez días después, las listas.

Este contexto lleva a mantener posturas o ceder convicciones. Kicillof acumuló gestos y más gestos respecto a su emancipación. ¿Emancipación de Cristina? No. Adoptó una posición alejada de La Cámpora. El terremoto arriba cuando la ex presidenta se convierte en la cabeza de una agrupación y resulta que el camporismo es la garantía del cristinismo. Se convierte en el tribunal que define pertenencia. Como alguna vez pasó con la razón del kirchnerismo, y muchos amigos de Néstor Kirchner partieron de las filas cercanas a CFK.

¿Cuál es la condición natural que tiene una organización para determinar la validez de la filiación política de otra? ¿Cuáles son las herramientas que desarrollaron un conjunto de dirigentes para medir la lealtad? La única que podría dar esa respuesta es la ex presidenta, aunque es complejo determinar si le corresponde.

Mientras tanto, la sociedad entre Máximo y Sergio Massa está más vigente que nunca. La relación está sólida, encolumnada detrás de la lanza que significó la condena a CFK. No es un escenario muy diferente al de veinte o treinta días atrás, pero con el encierro de la presidenta del PJ de por medio.

Kicillof está cerca de volver a tomar una decisión bisagra. En su caso, está condenado a decidir. Similar a cómo mantuvo su candidatura a gobernador en 2023, cerrar el ciclo de Martín Insaurralde sin consultarle al cristinismo que decidió su lugar en la jefatura de Gabinete y no acompañar la candidatura de Cristina Kirchner al frente del Partido Justicialista. Posiblemente, esté ante el álgido instante de presentar o no la nueva partitura que, a esta altura, le demandan propios y ajenos.