Crisis en el Garrahan: ajuste estatal, sueldos por debajo de la pobreza y el riesgo de un cierre por goteo
El Hospital de Pediatría "Prof. Dr. Juan P. Garrahan" es un emblema de la salud pública argentina y referente en América Latina por su atención integral y de alta complejidad para niños, niñas y adolescentes. Con más de 610.000 consultas anuales y 28.000 egresos por año, su funcionamiento resulta clave en un sistema sanitario ya tensionado por las desigualdades estructurales. Sin embargo, desde fines de 2024, el hospital atraviesa una profunda crisis que expone los efectos concretos del recorte estatal en salud.
22 de junio de 2025 Daniel Muñonetto
El presupuesto del Garrahan permanece congelado desde el año pasado, situación que generó un fuerte malestar entre sus profesionales, quienes hoy perciben salarios que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. La precarización no es solo económica: también pone en jaque la calidad del servicio y la continuidad del mismo.
El conflicto estalló públicamente a fines de mayo, cuando trabajadores organizados en asambleas sindicales realizaron una cadena humana para visibilizar la crítica situación. Denunciaron más de 200 renuncias acumuladas y advirtieron sobre un posible “cierre por goteo” si no se toman medidas urgentes para recomponer las condiciones laborales.
El 30 de mayo, médicos y residentes marcharon en reclamo de respuestas concretas, portando carteles con consignas elocuentes como “Los niños con cáncer no pueden esperar”. Según denunciaron, sus ingresos sufrieron una pérdida del 53 % en términos reales desde diciembre de 2023. Mientras tanto, el Gobierno nacional negó un proceso de desfinanciamiento, aunque reconoció “problemas administrativos” e implementó un sistema de control biométrico, lo que fue leído por los trabajadores como un intento de disciplinamiento en lugar de una solución estructural.
Este conflicto no es un hecho aislado, sino parte de un proceso más amplio de ajuste del Estado, cuyas consecuencias golpean de lleno en sectores sensibles como la salud. ¿Qué significa, en términos sociales, que el principal hospital pediátrico del país funcione con recursos cada vez más escasos? ¿Qué futuro se le puede ofrecer a una sociedad donde incluso los centros de salud de referencia se ven obligados a operar en condiciones límite?
El caso del Garrahan encarna una alerta grave: el ajuste no es una estadística, sino un drama que se vive en cada consultorio, en cada cama de hospital, en cada familia que busca atención para sus hijos. La salud pública está en emergencia, y con ella, el pacto social más básico de una nación: cuidar a los más vulnerables.