Radiografía social de fin de año: incertidumbre, ajuste en el consumo y un país dividido frente al gobierno

El cierre de 2025 encuentra a la Argentina atravesada por un clima social complejo, marcado por la tensión económica, expectativas frágiles y una fuerte polarización política. Así lo revela el último informe nacional de Pulso Research, que relevó la opinión de más de 2.000 ciudadanos argentinos mayores de 16 años en condiciones de votar.

15 de diciembre de 2025
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Uno de los datos más significativos del estudio es el estado de ánimo de la sociedad frente al futuro del país. Si bien la esperanza aparece como el sentimiento más mencionado, con un 35,7%, la suma de emociones negativas y de incertidumbre dibuja un escenario de cautela: el 21,3% expresó incertidumbre, el 15,7% tristeza o angustia, el 11,5% bronca o enojo y el 9,1% desilusión. El optimismo, aunque presente, convive con un malestar extendido que atraviesa amplios sectores sociales. 
La evaluación de la gestión del presidente Javier Milei refleja con claridad esta fragmentación. El 31,3% califica al gobierno como “muy malo” y el 16,9% como “malo”, mientras que un 27% lo considera “bueno” y otro 16,9% “muy bueno”. El dato confirma un país dividido en partes casi iguales, sin una mayoría contundente que respalde o rechace el rumbo del Ejecutivo nacional.

En materia económica, la percepción negativa es dominante. Al consultar sobre quién es el principal responsable de la situación actual, el 44,6% de los encuestados apuntó a las decisiones tomadas por la gestión anterior, pero un significativo 40,5% responsabilizó directamente a las decisiones recientes del gobierno de Milei. El resultado muestra que, a un año de asumida la nueva administración, el costo político de la crisis comienza a trasladarse con fuerza al oficialismo.

El impacto más tangible se observa en el bolsillo de los argentinos. Solo el 10,6% afirma que sus ingresos le alcanzan bien, mientras que el 23% llega “justo” y más del 62% reconoce que no le alcanza o atraviesa grandes dificultades económicas. En este contexto, el ajuste se traduce en hechos concretos: el 61,8% aseguró haber resignado consumos durante el último mes.
Entre los consumos más recortados aparecen alimentos, carne, salidas recreativas, ropa e indumentaria, además de gastos en servicios, salud y esparcimiento. Incluso, muchos encuestados señalaron haber cambiado marcas, buscado precios más baratos o reducido el uso de servicios básicos como luz, agua y gas. El estudio confirma así una caída sostenida del consumo que afecta directamente la calidad de vida cotidiana .

Consultados sobre el rumbo del gobierno, el 44,1% considera que el cambio “va por el camino incorrecto”, frente a un 38% que cree que “va por el camino correcto”, mientras que un 18% no sabe o no contesta. La diferencia, aunque ajustada, refuerza la idea de una gestión que aún no logra consolidar una narrativa de certidumbre ni un respaldo social firme.

El informe también indaga en la escena política e institucional. Al preguntar quién es el principal líder de la oposición, un 32,3% respondió que no sabe y un 20,2% directamente sostuvo que “nadie” cumple ese rol. Cristina Fernández de Kirchner (17,3%) y Axel Kicillof (12,6%) aparecen entre las figuras más mencionadas, pero sin alcanzar niveles que permitan hablar de un liderazgo opositor claramente definido

En paralelo, la imagen de los principales dirigentes nacionales muestra niveles de rechazo elevados y una relación costo-beneficio negativa para la mayoría de las figuras políticas, lo que refuerza la sensación de desconfianza generalizada hacia la dirigencia.

La encuesta de Pulso Research también dedicó un capítulo al fútbol y a la AFA, donde la gestión de Claudio “Chiqui” Tapia recibe mayoritariamente evaluaciones negativas y donde la discusión sobre una posible intervención estatal divide opiniones, reflejando que incluso en el terreno deportivo la grieta y el malestar social se hacen presentes.

En síntesis, el informe “Brújula Social – Diciembre 2025” traza un retrato claro de la Argentina actual: una sociedad que aún conserva una cuota de esperanza, pero que convive con la incertidumbre, el ajuste y la falta de referencias políticas sólidas. Un escenario desafiante para el gobierno, la oposición y el sistema institucional en su conjunto, de cara a un 2026 que se perfila cargado de tensiones y demandas sociales urgentes.

 

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