Los intendentes, la llave de la unidad peronista rumbo a 2027

Los jefes comunales vuelven a posicionarse como el motor real del peronismo bonaerense en esta fragmentación y guerra entre Cristina y Axel por el control del partido. Con el peso del territorio y la capacidad de articulación política, serán ellos quienes marquen el camino hacia la reconstrucción y la unidad del movimiento.

01 de noviembre de 2025 COLUMNA DEL EDITOR
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Mientras el peronismo atraviesa una etapa de redefiniciones y debates internos tras años de fragmentación y liderazgos en disputa, los intendentes vuelven a emerger como los grandes actores capaces de ordenar y proyectar el futuro del espacio. De cara a 2027, el poder territorial y la gestión cotidiana en los municipios bonaerenses se perfilan como el principal punto de apoyo para construir una alternativa competitiva y moderna que vuelva a enamorar al electorado.

En los momentos más sólidos del peronismo contemporáneo, fueron precisamente los intendentes quienes dieron el tono y la agenda del movimiento. Basta recordar al Grupo Esmeralda, aquel conglomerado de jefes comunales que, desde el conurbano, logró instalar una visión de renovación y federalismo en la política bonaerense. Desde el territorio, marcaron el pulso de la gestión y supieron construir puentes con la Legislatura, llegando incluso a influir en la Cámara de Diputados provincial, donde lograron ordenar estrategias, sancionar leyes clave y sostener la gobernabilidad de la Provincia.

Hoy, en un contexto donde los viejos liderazgos parecen agotados y las internas amenazan con seguir fragmentando al movimiento, el peronismo vuelve a mirar hacia sus bases territoriales. Los intendentes, con el termómetro social en la mano, son quienes mantienen el contacto real con los vecinos, conocen las demandas y pueden transformar las consignas partidarias en políticas concretas.

El desafío, sin embargo, no será menor: deberán construir unidad sin depender de figuras mesiánicas ni de estructuras que respondan solo a intereses personales. El futuro del peronismo bonaerense —y, por extensión, del nacional— dependerá de su capacidad para articular consensos desde abajo hacia arriba, con los intendentes como columna vertebral del proceso.

Ya se perciben los primeros movimientos: reuniones reservadas, llamados cruzados y una agenda común que apunta a consolidar un nuevo esquema de poder territorial, más horizontal, menos dependiente de las disputas palaciegas y más enfocado en la gestión y el resultado electoral.

La historia lo demuestra: cada vez que el peronismo logró reinventarse, lo hizo desde el territorio, con sus intendentes como protagonistas. Y todo indica que rumbo a 2027, volverá a ser así.

 

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